Soldados impiden a reporteros llegar a la comunidad de Lindavista, donde La Familia Michoacana mantiene bajo asedio a la población. FOTO:Bernandino Hernández, enviado |
*Conforman Consejo
para defender “hasta la muerte” a los pueblos del acoso de La Familia
Michoacana
José Antonio Rivera Rosales, enviado
Desde algún lugar de la Sierra Madre del Sur.-
Ante el avance incontenible de la violencia, decenas de comunidades situadas en
la región conocida como Filo Mayor constituyeron hoy el Consejo de Pueblos de
la Parte Alta de la Sierra de Guerrero, para enfrentar con todo a una fuerza
beligerante de más de 400 hombres armados que desde el año pasado los mantiene “bajo
acoso criminal”.
Integrado por comisarios, representantes
comunales y líderes naturales, este Consejo de Pueblos determinó “defendernos
hasta la muerte” contra ese grupo delictivo que el pasado viernes 21 atacó la
comunidad de Lindavista, municipio de San Miguel Totolapan, a cuyos habitantes
mantuvo bajo fuego y sitiados durante la mayor parte del día.
Los campesinos hicieron un “llamado
desesperado” al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto para que envíe
“auxilio militar y económico urgente” a esta región, que está a punto de
convertirse en un escenario de guerra entre los habitantes de las comunidades y
el grupo armado que los acosa, los extorsiona, los esclaviza y los mata, según
describieron los entrevistados.
Por otra parte, comisarios, dirigentes y
habitantes de la zona alta de la sierra, que dicen actuar en defensa de cerca de diez mil familias de la región,
desmintieron tajantemente al procurador Iñaki Blanco Cabrera, quien en una
conferencia de prensa salió a decir que durante la refriega del viernes 21 se
enfrentaron dos bandas criminales con saldo de dos muertos.
Debido a la situación de violencia y crisis
que sufrían en ese momento, es entendible que los habitantes de Lindavista
avisaran por vía radial que eran atacados y que tenían muchos muertos, lo cual
resultó inexacto, advirtieron los comisarios entrevistados.
Sin embargo, consideraron como “una vil
mentira” la versión oficial según la cual ese día se habrían enfrentado dos
bandas delictivas y que sólo hubo dos muertos.
Lo que realmente pasó es que la comunidad de
Lindavista fue atacada por unos 200 hombres con armas de guerra -fusiles AK-47,
lanzagranadas y granadas de fragmentación-, como represalia porque ahí se
llevaría a cabo la integración del Consejo de Pueblos de la Parte Alta de la
Sierra de Guerrero, “precisamente para buscar la forma de defendernos del acoso criminal que ejerce contra la
población civil ese brazo armado de La Familia Michoacana”.
Se trata de la misma fuerza beligerante que,
con tácticas de guerrilla, desde junio, julio y agosto del año pasado
provocaron los desplazamientos de numerosos pueblos de la parte media de San
Miguel Totolapan, como es el caso de Las Mesas y las Mesas II, cuyos habitantes
fueron expulsados del ejido de San Juan Tehuehuetla y terminaron refugiándose
en la cabecera municipal de Tecpan de Galeana, huyendo del sometimiento a que
los sometían esta banda armada.
Según los datos ofrecidos por comisarios y
comisariados ejidales, del ataque a Lindavista resultaron cuatro muertos
confirmados de la comunidad, dos desaparecidos -a quienes ya consideran
muertos-, dos heridos y dos atacantes
abatidos, pero cuyos cuerpos fueron retirados por los delincuentes.
En total, los agraviados contabilizan ocho
muertos como consecuencia del enfrentamiento, así como dos heridos, uno de
ellos con esquirlas en la cabeza, quien se debate entre la vida y la muerte en
la misma comunidad.
Aunque el grueso de los asistentes a la
integración formal de la nueva organización de autodefensa pidieron mantener
bajo resguardo su identidad, algunos comisarios accedieron a decir su nombre
pero con la condición de preservar la ubicación de sus comunidades.
Entre quienes sí accedieron a decir sus
nombres figuran Nepomuceno Rojas Bernardino, Eleuterio Barbosa Márquez, Rafael
Rojas, Hugo García Reyes, Francisco Rojas Medina, Juan Angulo y José Rojas.
Algunas de las comunidades que participan
íntegramente en este nuevo movimiento de autodefensa armada son Mozimba,
Chilacayote, Los Laureles, Lomillo, Casas Quemadas, Palos Altos, Cuatro Cruces,
la misma comunidad agredida de Lindavista, todas ubicadas en la confluencia de
los municipios de Tecpan de Galeana, Ajuchitlán del Progreso y San Miguel
Totolapan, en la parte más alta de la Sierra Madre del Sur.
Los demandantes pidieron al gobierno de Peña
Nieto, así como al gobernador Ángel Aguirre Rivero, la electrificación de los
pueblos del Filo Mayor “que llevan muchos años en el abandono”, la construcción
de clínicas de atención a la salud, solución a la problemática de escuelas sin
maestros, así como la terminación de los proyectos carreteros Tecpan-El Balcón,
San Luis-Fresnos de Puerto Rico-Ajuchitlán, además de la carretera del Filo
Mayor, que comenzó a construirse durante la gestión del gobernador José
Francisco Ruiz Massieu (1986-1992), “pero es la fecha en que no se ha
terminado”.
Los campesinos, que patrullan y velan por
las noches en sus comunidades para evitar ser sorprendidos por los maleantes, advirtieron
que se van a defender “con lo que tengamos, pero no vamos a permitir que nos
lleguen por acá”.
Otro más, originario del ejido de El Balcón,
sintetizó el ambiente que priva en esta apartada región: “Estamos dispuestos a
todo, incluso a dar la vida por nuestro pueblo”. (Publicado originalmente en ENFOQUE INFORMATIVO DIARIO)
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