Alejandro Ortiz
La tarde de ayer fue
enterrado el policía comunitario José Luis Jaimes Salgado en la comunidad de
Xaltianguis, municipio de Acapulco luego de que fuera cobardemente asesinado el
pasado lunes mientras trabajaba sus parcelas.
Tras el atentado, a la
comunidad arribaron más de 300 elementos de la policía de la Unión de Pueblos y
Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) quienes resguardan la localidad
desde el lunes e intentaron localizar a los atacantes del comunitario.
Sobre los hechos, el
comandante de la UPOEG Plácido Macedo Adame dio a conocer que familiares del
occiso hallaron el cadáver alrededor de las 19:00 horas el día lunes.
El cuerpo se encontraba
tirado en la parcela que trabajaba la cual se ubica a 40 minutos de la
localidad y presentaba un disparo de escopeta calibre 26 en el pecho.
“Hay ya cerca de 300
comunitarios quienes realizan un operativo para dar con el responsable pero de
una vez advertimos que este crimen, no quedará impune”, sentenció el
comandante.
A las 20:00 horas del
mismo día, la Policía Comunitaria llegó al lugar de los hechos, pero los
familiares ya habían levantado el cadáver y lo trasladaron a su domicilio
ubicado en la colonia Bordito Chivero de Xaltianguis.
Las autoridades
ministeriales llegaron cerca de la media noche para realizar las diligencias,
pero la escena del crimen ya estaba alterada y el cuerpo era velado por
familiares y vecinos en su domicilio particular.
“Hasta el momento no tenemos
ni una pista sobre el atentado”, aceptó.
Dieron a conocer que
tenían más de un año que no ocurrían hechos violentos gracias a la llegada del Sistema de Seguridad y Justicia Ciudadana (SSYJC) de
la UPOEG quienes arribaron en junio de 2013 y actualmente ópera con 150
elementos de seguridad ciudadana.
La tarde de ayer sus
familiares lo despidieron con una misa en la Iglesia de San Isidro Navarro y
posteriormente lo trasladaron al panteón de de lugar para darle cristiana
sepultura.
En el sepelio participaron
familiares, amigos, vecinos e integrantes de la policía ciudadana de
Xaltianguis municipio de Acapulco, donde los policías detonaron en varias
ocasiones sus armas de fuego como muestra de compañerismo del ahora occiso.
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