TRASFONDO
Por Julio Zenón Flores
El regreso del ex gobernador Zeferino Torreblanca Galindo, a
la vida política de Guerrero ya es un hecho. Sus propios enemigos se han
encargado de constatarlo. La mano del gobernador de la entidad es visible tras
las notas publicadas este lunes por diversos medios de comunicación. Su
consigna es pararlo.
Paradojas de la política, el hombre que sacó de los pequeños
recovecos al PRD, para llevarlo al gobierno estatal y que pudo haber realizado
la transición democrática en Guerrero, si el partido del sol azteca se lo
hubiese permitido, tiene una segunda oportunidad. Volver a ganar las
elecciones, ahora a quienes una vez en el poder se convirtieron en todo aquello
que combatieron y, una vez ganando, llevar a cabo esa transición que quedó
pendiente en la entidad.
Por su forma de afrontar la política y el ejercicio de
poder, Torreblanca Galindo puede ser acusado de muchos errores, pero una cosa
es cierta, no pertenece a la clase política que ha envilecido la democracia en
Guerrero. Aun postulado por el PRD, mantuvo su postura propia y no llegó a ser
uno más de ese partido, que copiaba desesperadamente los métodos del viejo PRI
para mantenerse en el poder a costa de lo que fuera, y ahora, si se diera el
caso, no se duda que si fuera postulado por el PRI, mantendría esa misma
independencia.
Quizás la diferencia de entonces a ahora, es que el PRI
trae, desde la cabeza, el presidente Enrique Peña Nieto, un espíritu
reformador, acorde con los nuevos tiempos del siglo XXI y que es viable pensar
que los tricolores si apoyarían la necesaria transición.
Se podrá decir lo que sea, pero fue Zeferino y Vicente Fox,
quienes, uno por el PAN y otro por el PRD, contribuyeron a derribar al viejo
régimen. En este nuevo, hay que concretar la transición y, es posible, si se
concreta ese paso ventilado aún como rumor, aunque cada vez más cerca de la
realidad: la versión de Zeferino II.
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