TRASFONDO
La seguridad, toral en Acapulco para cualquier plan de
gobierno
Julio Zenón Flores
La inseguridad ha convertido a Acapulco, el paraíso de
América, en un infierno.
Más de 400 asesinatos violentos en los últimos nueve meses,
admitidos oficialmente, pintan un panorama peor que en algunos países donde se
cierne el terrorismo o enfrentan abiertas guerras civiles.
Lo peor es que esos mismos nueve meses, Acapulco ha estado
prácticamente bajo toque de queda (autoimpuesto) y bajo estricto control militar
y de todo tipo de corporaciones federales de seguridad, ante la inoperancia y
acuartelamiento de las policías locales.
El resumen es preocupante: Acapulco es inseguro y la
autoridad responsable de brindar seguridad es inoperante o incompetente o tal vez,
las dos cosas.
La sociedad se pregunta cada vez con más angustia ¿qué
hacer?
La vida nocturna languidece. Las calles después de las diez
de la noche parecen oscuras cuevas de lobos, con excepción de algunos oasis de
la costera Miguel Alemán y uno que otro en la Ruiz Cortínes.
El hecho de que si no hay seguridad tampoco hay turismo de
alto poder adquisitivo y por lo tanto hay poca derrama económica, poco dinero,
los negocios cierran, se pierden empleos y la delincuencia común crece.
En medio de esa inseguridad hacer gobierno es un suicidio o
una farsa. El cobro del predial es limitado porque el crimen controla la mayor
parte, la vía pública está ocupada y protegida por el crimen, pensar en regular
es ilógico en medio de la inseguridad; los cobros en materia de antros,
Reglamentos y Espectáculos, está también en manos del crimen; los policías
locales prefieren correr en sentido contrario al lugar donde les reportan
ilícitos; el transporte público está también bajo control del crimen, en una
buena parte, así que ni pensar en aplicarles la ley, infraccionarlos, impedir
que desquicien el tráfico de la ciudad.
Las cosas han llegado a tal grado que criminales controlan
hasta válvulas que liberan el agua potable en determinadas zonas de la ciudad;
controlan también el acceso de los trabajadores de CFE o hasta vendedores de
periódicos en algunas colonias; autorizan, si quieren, que los maestros
trabajen en algunas escuelas… la ciudad está bajo su control y las fuerzas
federales, solo muestran el músculo a los ciudadanos comunes y corrientes con
patéticas muestras de fuerza… y de buen manejo de sus celulares para la toma de
selfies.
Algo se pude hacer.
Los teóricos de la gobernanza tendrían que salirse de los
clásicos y aplicar la tesis marxista de hacer un “análisis concreto de la
realidad concreta” y hacer como hicieron en Rusia, en 1917, los bolcheviques al
triunfo de su revolución: Reconstruir su
ciudad a partir de los ladrillos rotos que habían quedado de la guerra y de lo
arraigado de la cultura vieja. Cabe recordar que con esa visión los
bolcheviques construyeron de una ciudad retrógrada la segunda potencia del
mundo, hasta la desaparición de la Unión Soviética, varias décadas después.
En Acapulco hay que partir de que las fuerzas policiacas, ni
siquiera las federales o el Ejército, no pueden o no quieren recuperar el control, entonces el
gobierno debe hacerse acordando con quienes sí tienen el control… o pueden
tenerlo, para lo cual las fuerzas federales serían solo un respaldo, no lo
principal. Lo principal, el manejo político del problema de la inseguridad debe
estar en manos del municipio y el municipio debe crear un cuerpo de manejo de
situaciones, para conseguir la gobernanza.
***Responsable del BLOG: Julio Zenón Flores. Periodista, escritor, marketer digital y maestrante en ciencia política. Premio estatal de periodismo y premio estatal de periodismo legislativo. www.facebook.com/juliozflores
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