· Habemus secretario
Por Jacko Badillo
Finalmente, después de mantener en suspenso a los ciudadanos y luego de mucha especulación y de que se manejaron diversos nombres, el cabildo de Acapulco validó la propuesta de la maestra Adela Román Ocampo para ocupar la Secretaría de Seguridad Pública, en la persona de Geovanni Raúl Mejía Olguín.
Por la mañana de ayer jueves, desde que se filtró el nombre del entonces prospecto, comenzaron a manejarse versiones que lo vinculaban presuntamente a algún grupo de la delincuencia organizada; otras que venía de las filas de la Policía Federal y le restaban confiabilidad; en general, vanos intentos por frenar un nombramiento para muchos tan urgente como necesario.
Lo único cierto es que una vez despejadas las dudas y tomado posesión del mando, lo más recomendable es que el nuevo funcionario muestre sus cartas y comience a tomar decisiones en esa dependencia que oficialmente ha permanecido acéfala durante poco más de un mes, pero que en los hechos tal pareciera que desde hace varios años no tiene ni pies ni cabeza.
Como ciudadanos, nos corresponde, sí, brindarle un voto de confianza, concederle el beneficio de la duda y esperar que esa valoración que hizo la maestra Adela, muy rigurosa seguramente por el tiempo en que dilató en dar a conocer el nombramiento, se refleje en resultados a la brevedad posible.
Sin embargo, no podemos dejar pasar un pequeño detalle que tal parece viene siendo una constante en este nuevo gobierno municipal. Una ligera búsqueda en la red de redes arroja en primera instancia un dato que da al traste con todo buen propósito, y tiene que ver con el perfil académico.
Con base en la ley, uno de los requisitos para ser titular de las instituciones de Seguridad Pública estatal y municipal es "poseer el grado mínimo de escolaridad de licenciatura, contando con título y cédula profesional expedidos por las autoridades correspondientes o estudios superiores afines a la materia de seguridad pública". El señor Geovanni en el registro de profesiones no aparece con documento alguno que lo avale.
No es por intrigar pero si queremos avanzar en materia de credibilidad y confianza, y sobre todo transitar en el estado de Derecho al que siempre aludimos y que la magistrada con licencia debe conocer a la perfección, y no sólo eso, sino hacerlo valer, estas omisiones, al igual que en la del nombramiento del titular de Capama, que no tiene carrera afín, hacen por lo menos tomar dichos nombramientos con reserva.
Ojalá que este incumplimiento a las normas se subsane con resultados tangibles en el corto y mediano plazo.
Mientras tanto… ¡Jálalo que es pargo!
Enviado desde mi Huawei de Telcel.
0 Comentarios
¿Qué te pareció esta información? ¿Qué nos falta?