Por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO*
Cuando los periodistas hablan de los empresarios de Acapulco
casi siempre se refieren a ellos como una clase rapaz que vio el pequeño
paraíso que era el Puerto como miraban los monos de la prehistoria, antes de
que evolucionaran a seres humanos, miraban a la naturaleza y sus árboles
frutales. Pensaban que todo era agacharse a recoger el fruto maduro que había
caído. Sólo más tarde ese mono tendría que enderezarse, cuando el fruto caído
se acabó, al crecer la prole, y ahora tenían cortarlo de las copas de los
árboles. Para no hacer larga esta historia, cuando también los frutos de las
copas se agotaron, llegó la evolución con la aparición de la agricultura, según
se relata mucho más explícitamente en el volumen El papel del trabajo en la
transformación del mono en hombre, de Federico Engels.
Así los empresarios en Acapulco, piensan que todo es recoger
los frutos, ya que es un destino que prácticamente se vende solo, lo que se
agrava debido a que en realidad la mayoría de los hoteleros son empleados, de
alto nivel, pero empleados, ya que buena parte de la hotelería porteña forma
parte de grandes cadenas que se llevan toda la ganancia al extranjero, a sus
casas matriz y se rehúsan a invertir en el desarrollo del polo turístico.
De ahí viene una insana costumbre empresarial poco solidaria
con esta ciudad que les da a ganar grandes cantidades de dinero.
Una gran parte de los hoteles no sólo no pagan lo que
deberían de pagar por concepto de predial, sino que tampoco lo hacen
debidamente con otras contribuciones como el uso de zona federal, los servicios
públicos, como el agua, la luz, la recolección de la basura, los quieren casi
regalados y buscan la manera de escamotear su pago.
Algunos de ellos, que de ser empleados de las grandes cadenas
empezaron a incursionar en la hotelería pequeña y mediana, se establecieron de
la base hacia la zona Diamante y buscaron la
manera de eludir sus pagos a la ciudad.
Eso sí, cuando falla algún servicio, son los primeros en
poner el grito en el cielo, pero no se ha visto de parte de ellos una actitud
solidaria, como se puede ver por ejemplo en las ciudades de Monterrey y
Aguascalientes, donde sus inversiones han permitido crear buenas universidades,
buena infraestructura urbana, que les da servicio y educación a su familia.
A ellos se refiere la alcaldesa Adela Román Ocampo, cuando en
medio de una crisis económica que puede conducir a un problema social, ya que
los trabajadores empiezan a promover movilizaciones para exigir sus demandas,
prudentemente les pide que se solidaricen, no poniendo algo que no les toque,
sino simplemente pagando sus impuestos y contribuciones correspondientes, sin que
hasta el momento haya tenido eco.
La primer edil ha recurrido incluso a ejemplos de cómo
empresarios de la Ciudad de México han ofrecido su apoyo por Acapulco mientras los
de Acapulco sólo se limitan a exigir y nunca a aportar.
La prudencia de la primera autoridad del municipio radica en
que lo pida de manera educada y no como corresponde a un gobierno que tiene que
hacer cumplir la ley, en este caso,
mediante exhortos escritos y después iniciando los procedimientos legales
correspondientes para cobrar lo atrasado hasta llegar a los embargos de bienes,
a quienes se nieguen a cumplir sus obligaciones con la Ciudad.
La alcaldesa ha mostrado una prudencia que no se le esperaba
dada su formación de abogada ascendida a magistrada, donde la ley se aplica y
punto, pues ni siquiera ha querido dar a conocer los nombres de esos empresarios
y millonarios de la Escénica y de los hoteles de los tres Acapulcos, pese a que
los periodistas lo hemos solicitado de manera verbal, aunque no los podrá negar
cuando se les pidan esos nombres por medio del portal de Transparencia y por el
instituto de acceso a la información.
El asunto es que los empresarios entiendan que prudencia no
es falta de firmeza para aplicar la Ley y no se esperen a que se llegue los
niveles del cobro por la vía legal.
Todos sabemos que los hoteles y propietarios de inmuebles en
la zona de la Escénica tienen tal cartera vencida que si algunos de ellos
pagaran se resolvería la crisis, no solo del Ayuntamiento, sino de la propia
CAPAMA, que está por iniciar, también, un fuerte programa de recuperación de
cartera vencida.
Esperemos que los empresarios acapulqueños no sean como el
hombre que describe Sor Juan en su poema Redondillas: necios que acusáis a la
alcaldía sin razón, sin ver que sois la ocasión de los mismo que culpáis.
(perdón por la paráfrasis) y que atiendan el prudente llamado, ahora que
Acapulco los necesita.
xxx
*JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Periodista y escritor. Licenciado en ciencias de la comunicación por la UAGRO y maestrante en Ciencia Política por el IIEPA-IMA; Editor de Trasfondo informativo desde 2011. Columnista en La Jornada Guerrero, Enfoque informativo y en Redes del Sur; ex corresponsal de Notimex, ex jefe de periodismo de investigación de Novedades Acapulco y ex jefe de información de Enfoque informativo. Visítanos en www.facebook.com/trasfondoinformativo, Escríbenos a zenon71@hotmail y recibe toda la información en tu correo totalmente gratis.
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