Trasfondo:
Por Julio Zenón Flores Salgado
¿Por qué hablar de Adela Román Ocampo, en medio de la
pandemia del COVID-19? Se preguntará el lector.
Hablar de la alcaldesa de Acapulco implica el reconocimiento
de que, en la crisis provocada por la pandemia del coronavirus, lo local se
vuelve trascendente en lo global, pues repercute en los resultados que se
obtienen en la forma en que el mundo se para frente al virus más letal del
siglo XXI y lo combate, para salvar vidas y no solo ello, garantiza, además, la
continuación de las actividades en las ciudades y barrios.
En mucho es eso lo que se evalúa en la medición de Mitofski,
publicada este martes, donde Acapulco aparece en el lugar 80, pero de eso aún
falta mucho por considerar.
La verdad es que la presidenta municipal de Acapulco, junto
con el gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, fueron de los primeros
en atreverse a dar pasos para contrarrestar la crisis, cuando en el nivel
federal apenas se estaban organizando para ver que se hacía y cómo, lo que
tenía a la ciudadanía desinformada y le llevó en un principio a reacciones de
incomprensión.
Las medidas que esta semana se ponen en práctica,
seguramente se van a reflejar en el próximo sondeo de opinión que lleve a cabo
Roy Campos para evaluar el desempeño de los alcaldes.
Y es que nadie puede negar que el plan municipal de
Contingencia COVID-19, dado a conocer el lunes 6 de abril muestra sentido
humano a nivel local, aunque es claro que se quedará corto si el gobierno
federal no asume con mayor visión a futuro, medidas que protejan los índices de
la macroeconomía.
En el nivel micro, en el poblado, en la colonia, en la
calle, donde actúa el municipio, lo básico es, como se asienta en ese plan, la solidaridad
con la gente que requiere ayuda humanitaria ante el receso de la actividad
turística y económica para cortar la cadena de contagios del nuevo Coronavirus
en Acapulco.
Empezando con la aportación salarial del 50% de funcionarios
de primero y segundo nivel a partir del mes de abril, lo cual, aunque no
resuelve de fondo la problemática de la falta de recursos, si es un buen
comienzo y una muestra de acción colectiva, y generosidad, que no fue nada fácil
conseguir y debió costarle a la alcaldesa un tenaz y complicado trabajo de
tejido fino, para lograr el acuerdo con unos ediles que parecían reacios a
apoyar a la cabeza del municipio.
Luego de largos episodios de desencuentros y de aparentes
luchas intestinas dentro del propio grupo mayoritario de ediles de Morena,
donde cada quién parecía querer trabajar sólo para sí mismo pensando en las
elecciones del 2021, o cuando mucho trabajando en pequeños grupos, llevándoles
a perder la iniciativa en el Cabildo, el acuerdo conseguido sin duda constituye
una proeza de la primera edil.
Pero además, debe servir de punto de partida para en
adelante trabajar juntos para el futuro, futuro que ya no puede depender sólo
de la marca Morena o del capital político de AMLO, sino de un liderazgo local
propio, que en primera instancia le corresponde a la alcaldesa, que encabeza la
administración municipal y que es evaluada como cabeza visible de Morena: si la
gente la evalúa bien el ganador será Morena y todos los que vayan con esa
marca, si la evalúan mal, el resultado afectará todos los morenistas.
Las medidas anunciadas incluyen un programa de distribución
de 50 mil despensas, sin olvidar el cierre temporal de lugares de reunión
masiva como cines, bares, gimnasios, salones de fiesta, centros de apuesta,
yates de recreo y playas, así como el establecimiento de estrictas medidas
higiénicas en restaurantes y fondas, además de una campaña informativa sobre
las acciones preventivas que deben aplicar todos los ciudadanos a través de
radio, televisión, periódicos, redes sociales y perifoneo.
Asimismo, el compromiso de adelantar el pago de becas para
las familias con hijos en etapa escolar, llegando a otros 5 mil estudiantes con
2 mil pesos cada uno, y el pago adelantado del Programa de Apoyo a
Discapacitados, a quienes se les entregarán dos cuatrimestres de 2 mil 400
pesos divididos en dos entregas quincenales.
No es menos destacable que se ofreció que también recibirán
apoyo económico pescadores aglutinados en cooperativas formalmente
establecidas, y que se hayan suspendido cobros coactivos y se otorgaran
prórrogas en el pago de licencias de funcionamiento hasta el 30 de abril,
aunque evidentemente ese plazo tendrá que ampliar al menos a mayo, así como la
condonación del 100 por ciento de multas, recargos y gastos de ejecución en
cobros municipales, a costa de que eso afectará los ingresos propios del
municipio que de por sí son insuficientes.
Todas esas acciones, y otras como la apertura de una cuenta
para captar donaciones de particulares para encauzarlas a la ayuda colectiva,
el teléfono para dar apoyo psicológico –que es realmente urgente-, y el
respaldo con personal de seguridad a las tiendas de abasto, que de no recibir
ese apoyo y ante el riesgo de ser saqueados por la turba, pueden llegar a
cerrar, dejando a la gente sin puntos de abasto de víveres, deben mantenerse
por el tiempo que dure la contingencia y ello no será posible si no se asume
que debe haber liderazgos fuertes, lo cual implica que por ese tiempo los
ediles abandonen sus pequeñas guerras por sus espacios políticos y asuman una
actitud de equipo acuerpándose en torno a la alcaldesa Adela Román.
Por supuesto que eso implica también que de parte de la
propia alcaldesa haya una actitud de humildad y tolerancia, pero de esfuerzo
para conseguir que su equipo, su gabinete, al que le dio su confianza, le
responda o que les sustituya de inmediato, para no mostrar un gobierno
municipal débil o fracturado.
Y en ese sentido, debe echar mano a una revisión concienzuda,
para tener claro quiénes realmente entienden la importancia de la coyuntura,
para enfrentar lo que viene.
xxx
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