Por Julio Zenon Flores Salgado*
El desliz del regidor de Morena en Acapulco, Andrés Alaín
Rodríguez Serrano, debería servir de punto de partida para poner bajo la lupa
todo el Cabildo de Acapulco, señalado ya en más de una ocasión por el propio
presidente Andrés Manuel López Obrador.
Son muchos, hacen casi nada, obtienen ingresos por alrededor
de 200 mil pesos al mes, que es equivalente a lo que ganaría un empleado de
salario mínimo en 4 años y medio de trabajo y llegan al cargo sin ningún
compromiso con la ciudad y comprometidos eso sí, con el personaje o corriente
política o partido que los puso en la planilla el día de las elecciones.
Ni siquiera se vota por ellos, pese a una iniciativa de ley
congelada en el congreso de Guerrero, que pretende someterlos al escrutinio
público.
Es más, si Alain Rodríguez,
o cualquier otro de esos o esas que sólo van a pasar lista, y que
durante la pandemia se escondieron para que no les fueran a pedir algo de los
140 mil pesos mensuales que les dan para apoyos sociales, quisiera reelegirse,
no necesita que los votantes les reconozcan su trabajo, ni siquiera tienen que
pedir el voto; basta con que su jefe de tribu lo quiera y podría volver a
formar parte del Cabildo del 2021 al 2024, porque sólo se vota por el candidato
o candidata a presidente municipal, los demás van en la planilla.
Por eso, el caso del edil que causó reacciones de burla y enojo entre la población que vio el video que lo muestra en su auto, luego de que según la narrativa de los policías de Tránsito, se había pasado cuatro semáforos en rojo para terminar charoleando, es decir, mostrando a los uniformados su credencial metálica que lo identifica como regidor de la Cuarta Transformación, en realidad sólo es la punta del Iceberg, abajo del agua, de la línea de flotación del hielo, hay mucho más que no se ve y que vale la pena analizar.
Andrés Alaín Rgz. 1er regidor |
El primer paso es escuchar la voz del presidente López
Obrador y llevar al congreso la propuesta de que en vez de 20 sean sólo 10 regidores,
por poner un número, pues carecen de representación popular como para decir que
su número depende de la población municipal. Ese solo recorte permitiría al
municipio ahorrarse 2 millones de pesos cada mes, 24 millones al año, pero si
además se les entrega sólo su salario, es decir sus poco más de 50 mil al mes,
el ahorro se eleva a 3.4 millones al mes, alrededor de 40 millones de pesos al
año.
El segundo paso sería retomar la propuesta de reforma de ley
que haría obligatorio que los regidores sean electos por mayoría en los
distritos, la cual se encuentra actualmente en la congeladora y que puede
reactivarse, aunque ya no para aplicarla en el 2021, pues ya pasaron los plazos
legales para ello.
La responsabilidad de que esa iniciativa esté en la congeladora,
durmiendo el sueño de los justos, es de los diputados de la LXII legislatura,
en especial de los de la comisión de Asuntos políticos y Gobernación,
encabezados por la priista Alicia Zamora y en donde también participan la
acapulqueña Mariana García Guillén y el Chilpancingueño Alberto Catalán
Bastida, de Morena y PRD, respectivamente, junto con los miembros de la
comisión de Estudios Constitucionales y Jurídicos, que encabeza el perredista
Bernardo Ortega y donde también participan Moisés Reyes Sandoval y Jorge
Salgado Parra, de Morena y PRI respectivamente.
Si se aprobara esa ley, los regidores ya no llegarían a esa
posición por capricho o gracioso obsequio de sus líderes, sino por el voto del
pueblo, lo que les obligaría a, por lo menos, cuidar más las formas y hacer más
por ganarse la voluntad popular.
Pero eso son sólo sueños del que escribe ¿Quién le pondría
el cascabel al gato? Es decir ¿Quién podría plantear que se retome el asunto de
que los regidores sean electos en los distritos y no en planilla, entre la bola
encabezada por el candidato a alcalde? Y lo que es peor aún ¿Quién se atreve a
reestructurar el tema presupuestal para que se elimine ese pago de 140 mil
pesos mensuales a cada uno para “apoyos sociales”?
Hoy, con honrosas excepciones, el Cabildo de Acapulco tiene
un grupo mayoritario de regidores surgidos de una tómbola, que Morena llama
“insaculación”, la cual debería ser la segunda parte de un proceso democrático
que pasa -según sus estatutos- por una asamblea municipal, en donde se eligen
los diez mejor posicionados de una encuesta, sólo que en esta ocasión no se
hizo ni encuesta ni asamblea municipal. Hubo una lista propuesta por los
líderes en base a la cercanía, amigos, parientes y conocidos, no por su
capacidad o popularidad, sino por la cercanía al líder.
Así se constituyó la mayoría, con 8 regidores de Morena y
dos síndicos, que no han podido conducir el Cabildo, ni entrar a la discusión
de los temas torales ni a cogobernar con la alcaldesa, dejando los asuntos de
políticas públicas de lado, para pelear lo colateral.
De ahí que lo que hace un regidor en Acapulco, sea más
relevante por sus andanzas y aventuras y desventuras que por su trabajo; así le
ocurrió al “primer regidor”, Andrés Alaín Rodríguez Serrano, un abogado que
ingresó a Morena en el 2017, y que entró a una lista propuesto por el entonces
dirigente Pablo Amilcar Sandoval y luego la “tómbola” le dio el primero lugar
de la lista de Morena, sin percatarse de su capacidad o formación profesional o
de su perspectiva del servicio público.
Por eso, su compañero Sergio Montes Carrillo, los vea como
parte de una Kakistocracia, que no es otra cosa, según el diccionario, que el
gobierno de los peores, de los ineptos, de los cínicos.
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