Por Julio Zenón Flores Salgado
Este fin de semana circuló con insistencia la versión de que
el diputado con licencia y aspirante a la candidatura de Morena a la
gubernatura de Guerrero, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, como el Pablito
del trabalenguas que clavó un clavito en la calva de un calvito, clavó su
mirada en Acapulco, para poner fin a su resistencia al reconocimiento al
triunfo del senador Félix Salgado Macedonio, quien recibiera la constancia del
CEN como el futuro abanderado de ese partido para suceder al actual mandatario Héctor
Astudillo Flores.
La versión vino de los más altos círculos de Morena, en
donde se dijo que el ex delegado federal ya había aceptado la oferta que le
hiciera el CEN para que aceptara llevar mano en la candidatura a la presidencia
municipal de la ciudad más importante de la entidad, cuya posición ha sido
considerada desde siempre por la clase política local como la vicegubernatura.
De inmediato los interesados en el tema comenzaron a hacer
escenarios en los cuales no le iba nada bien al hermano de la Secretaria de la
Función Pública (SFP), pues por un asunto de elemental reacción a como se han
venido desarrollando las cosas, ni Pablo ni Luis Walton, podrían ya aparecer en
campaña al lado de Salgado Macedonio y eso haría que los simpatizantes del senador
pudieran dejar morir solo al as del ex delegado.
Pero además, en caso de ser cierta esa versión, Sandoval
Ballesteros tendría que acatar el género o pasar por encima de éste, que en
sesiones pasadas del consejo nacional y de la comisión nacional de elecciones
de Morena, definieron como femenino para este puerto y en donde ya aparecen
tres mujeres muy empoderadas y competitivas: las diputadas federales Abelina
López Rodríguez y Rosario Merlín García, además de la alcaldesa Adela Román
Ocampo, que tiene la opción de la reelección conforme a los estatutos de ese
partido y la reforma constitucional vigente.
Eso sin mencionar que el regidor Ilich Herrera Lozano ha
mostrado contar una importante capacidad de movilización popular, la cual en elecciones
intermedias, como la que viene, resulta determinante para poder ganar, porque
los votantes no caen del cielo, como cayeron con el tsunami de AMLO en el 2018
Por si fuera poco, en la fila de las mujeres que podrían
competir por la candidatura de Morena a la alcaldía porteña, además de la
lógica aspiración de Román Ocampo a la reelección (lo que dicho sea de paso le
beneficiaría a Morena pues le daría oportunidad de concluir proyectos y mostrar
buenos resultados al electorado, mismos que ya se empiezan a notar, como lo
demostró la reciente encuesta de Mitofsky) también está la externa Beatriz Mojica
Morga, quien se quedó en el camino, en la disputa por abanderar al partido
guinda hacia la gubernatura y no se puede negar que tiene un importante posicionamiento.
La respecto, lo que resta por decir es que está probado por
la experiencia, que las coyunturas pasan muy rápido y los actores políticos
deben tomar decisiones a toda velocidad, mientras mantienen sus negociaciones
en varias pistas y hacen cuentas de sus canicas, pues las esferas de vidrio se
van deslizando hacia otros rumbos mientras más tiempo pase, para asegurar su
propia sobrevivencia, al ver a su líder vacilante y porque, en el interin se
meten más contendientes a la disputa de espacio s y eso achica las
posibilidades del acuerdo, hasta llegar al grado de que el que no se sienta
pronto a firmar compromisos, se queda sin nada.
Lo que no deben olvidar los actores locales, es que esa es
una posición que se resuelve en las dirigencias nacionales de los partidos,
aunque en el territorio haya muy buenos prospectos.
MIENTRAS TANTO…En la coalición PRI-PRD las cosas se han
complicado para amarrar una fórmula de ambos partidos, que sume, pues en la
práctica el PRI quiere llevarse todas las candidaturas importantes: la
gubernatura, Acapulco (la vicegubernatura) y Chilpancingo.
Para cualquier estratega con dos dedos de frente, el dos
debe sumar al uno, pero si el uno lleva también el dos ya no suma. Resta.
Pareciera que los tricolores no han entendido que solos no
tienen ninguna posibilidad de remontar y que no han notado el crecimiento en
las encuestas del PRD (aunque el candidato perredista a gobernador sea
realmente un impresentable) y sobre todo, que no hacen adecuadamente su
prospectiva para analizar los nichos de campaña y hacer una ingeniería que sume
a lo contrarios, lo que en la dialéctica de la naturaleza se llama “la unidad y
lucha de los contrarios”, que da origen a algo superior.
Para aspirar a ganar Acapulco, la oposición necesita no
solamente sumar sus estructuras, sino además postular a quien pueda aprovechar
las diferencias internas del partido en el gobierno.
Parece elemental la consideración de que si hay en el
gobierno municipal dos fracciones enfrentadas, una de ellas tendrá la
candidatura y la otra estará dispuesta a votar por el abanderado de otro
partido, siempre y cuando les parezca más o menos cercano. En ese caso, el
único que puede capitalizar esos votos de inconformes de Morena es Víctor
Aguirre Alcaide, quien pese a su playera perredista se ha mantenido cercano al
lopezobradorismo.
PD: Ya es hora de que los partidos piensen en las alcaldías
para seis o más años, aprovechando la posibilidad de la reelección, para que
quien llegue tenga tiempo de hacer las obras y acciones que los municipios
requieren para su despegue económico y social.
PD2.-
¿Es tan difícil entender que las candidaturas de Félix y
Pablo, uno por la gubernatura y otro por Acapulco, no suma sino que se anulan
mutuamente y que si el mismo partido de la coalición opositora (PRI-PRD) lleva
abanderados del mismo partido a la gubernatura y a la vicegubernatura restará
los votos del partido aliado?
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