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PRI Y PRD, LOS MOVIMIENTOS ESTRATÉGICOS DE LA SEMANA EN ACAPULCO



¿Cómo se lee el apoyo público de las tribus perredistas a Víctor Aguirre?


Por Julio Zenón Flores Salgado

Con el inicio real de las campañas por la gubernatura de Guerrero, por parte de los dos candidatos con verdaderas posibilidades de ganarla, entra en escena la urgencia de la definición de los candidatos para competir por Acapulco, segunda posición en importancia de las que se disputan en la entidad, al menos dentro de sus límites territoriales.

Igual que en el estado, aparecen como los más competitivos los partidos Morena, por un lado, y la alianza PRI-PRD por el otro, ya que el resto de partidos carecen de estructuras y de personalidades que les permitieran dar un salto cualitativo y ponerse en el carril de la auténtica competencia.

El proceso de Morena llevará un poco más de tiempo y esperaremos, para opinar, por lo menos a que se haga la primera depuración de los 38 aspirantes, entre internos y externos. Lo que hoy nos ocupa es la definición en la alianza del partido tricolor con el partido negro amarillo.

Como se sabe, son tres las figuras que aparecen ya claramente definidas, dos en el PRI y una en el PRD, con similares niveles de competitividad, lo que empuja a los estrategas electorales a considerar otros elementos, para la determinación del abanderado final de la coalición.

¿Cuáles son esos otros criterios?

Lo ignoramos, pero en un nivel básico deberían ser los siguientes:

1.- Si el aspirante aporta o no a la campaña estatal, ya que en esta ocasión más que nunca cuenta cada voto que se pueda sumar al candidato a gobernador priista-perredista, que se mantiene en segundo lugar a pesar de la polémica que ha rodeado al candidato de Morena y de las divisiones internas que eso generó en el partido puntero de todas las encuestas, por lo que ganarle solo será posible si es una azaña colectiva.

2.- Si el aspirante manda mensajes a los indecisos, es decir a esa parte de la población acapulqueña que ha cambiado su voto de un partido a otro, con la esperanza de que algún día un personaje llegue a atender los problemas que agobian a esta ciudad. Si esos votos volátiles no se atraen, no se puede ni soñar con ganar el Ayuntamiento.

Los votantes indecisos se han movido del PRD a Morena, en la última elección, pero antes, se movieron del PRI al PRD, luego se adhirieron a MC y, hubo un interin, en el 2009, en que regresaron al PRI. El voto volátil determinará esta elección, aunque parezca que decimos una perogrullada.

3.- Si el aspirante refuerza la unidad bipartidista. Este elemento es fundamental, pues si las estructuras de ambos partidos no trabajan en el mismo sentido, difícilmente podrán remontar el flujo de votos que arrastra Morena desde la elección anterior y que según las mediciones demoscópicas de aprobación mantienen una fuerte resaca después del tsunami  que da al partido del presidente de la república una elevada preferencia en el electorado.

4.- Si el o la aspirante se manda mensaje de capacidad. Acapulco parece cansado de votar por personajes o partidos que postulan a quienes, una vez en el poder, sólo se quejan de lo que hicieron los anteriores y llegan a aprender y pierden dos años de gobierno en ese aprendizaje, dejando los problemas casi intactos de como los encontraron.

En resumen, para determinar al candidato de Acapulco, la coalición PRI-PRD debe considerar el aporte a la campaña estatal, la relación con el electorado volátil, la unidad bipartidista y si el candidato o candidata es una persona capaz y que conozca los problemas.

En ese contexto aparece lo ocurrido la semana que termina: el PRD decidió apostar todo su resto por Acapulco. El respaldo que recibió Víctor Aguirre Alcaide, de parte de todas las corrientes y tribus internas, de manera pública, manda un mensaje claro de que su abanderado debe encabezar a la coalición en el municipio, porque de otro modo se pone en riesgo tanto el triunfo en Acapulco como a nivel estado y que si no es él no habrá alianza real de ambos partidos.

Más allá de que Aguirre Alcaide es un personaje empático al electorado volátil, por su perfil de izquierda ya que ese conglomerado amorfo, denominado indecisos o volátil, que ha dado las victorias a diferentes partidos ha revelado una inclinación a la izquierda (de las 7 elecciones del presente siglo seis la han votado por la izquierda: PRD, MC y Morena) y de que Víctor se ha posicionado como alguien con capacidad para atender los problemas y no llegar a aprender; más allá de eso, su figura es de peso estatal, pues no hay que olvidar que forma parte de los cinco personajes que toman las decisiones en el PRD en todo el estado, junto a Ángel Aguirre, Evodio Velázquez, Bernardo Ortega y Celestino Cesáreo.

Por eso los actos de apoyo en Acapulco por parte de los liderazgos estatales perredistas a Aguirre Alcaide deben leerse con mucha atención. Su mensaje no puede ser más claro. Todo indica que se han acuerpado con todo para que en Acapulco el candidato sea del PRD o la actividad conjunta estatal con el PRI se cimbraría… y ya se sabe el resultado cuando las alianzas se dan arriba y no en la realidad.

Este último elemento puede ser fundamental a la hora de decidir al abanderado de la coalición. No todo es el que sea más popular o gane las encuestas, sino que, como dijo Víctor, se trata ante todo de ganar la elección y no solo municipal, pues de nada servirá hacer candidato a uno que gane las encuestas y propicia división y eso lleva al partido a perder la elección.

Hoy, ante tres aspirantes en similares condiciones de penetración social, los dirigentes estatales del PRI tendrán que considerar que, si dejan que se debilite la alianza con el PRD, se alejará la posibilidad de ganarle al candidato de Morena, que, por otra parte, fue ratificado no por ser inocente de lo que se le acusa sino porque a pesar de sus debilidades sigue siendo el preferido del electorado, aunque ofrece ranuras por donde bajarlo y ganarle la elección.

En conclusión, si el PRI aspira a ganar la gubernatura, deberá hacer entender a sus aspirantes en Acapulco, que tendrán que esperar otros tiempos, porque si no es Aguirre Alcaide, no habrá triunfo para nadie.

Así se leen los apoyos públicos a Aguirre de parte de sus camaradas líderes de grupo del PRD.

Y al parecer han sido bien leídos por el candidato Mario Moreno Arcos, quien ha dado muestras de inclinarse por Aguirre Alcaide, aun cuando la decisión no está en sus manos sino en las instancias partidistas de ambos organismos políticos.

Por otra, es posible que ya se haya mandado una señal a alguno de los aspirantes priistas, pues ambos han tenido poca actividad pública y mientras julieta Fernández acudió a registrarse al comité estatal para refrendar que sí la va a buscar, el otro contendiente, Ricardo Taja Ramírez, canceló su participación en un foro de periodistas denominado como Diálogos por la democracia, que impulsaban cinco de las seis organizaciones gremiales que existen en el puerto de Acapulco.

¿Más señales o estrategia?

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Portal editado por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Periodista y escritor. Licenciado en ciencias de la comunicación, maestrante en Ciencia Política y diplomado en MKT digital; Columnista en La Jornada Guerrero, Enfoque informativo y en Redes del Sur. www.facebook.com/trasfondoinformativo, Escríbenos a zenon71@hotmail y suscríbete en el canal de youtube trasfondo informativo

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