Por Julio Zenón Flores Salgado
El salto del diputado local del PRI Jorge Salgado Parra al
partido Morena, para apoyar la campaña de las candidatas a la gubernatura de
Guerrero y a la presidencia municipal de Chilpancingo, recuerda a la clase
política quién es ese político surgido de las filas del tricolor, luego
convertido en independiente, más tarde perredista, después de regreso al PRI y
ahora brincando a Morena.
Pero como se sabe en esto de las campañas electorales, el
transfuguismo no es un fenómeno personal, sino que con el salto que dan los
actores políticos se descubren las rutas que traen los grupos, corrientes,
tribus o los caciques o padrinos de trayectoria.
Por eso el movimiento de Salgado Parra a Morena debe verse
en el contexto de lo que está haciendo, ha hecho y pretende hacer el
aguirrismo, es decir, el grupo del ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, que es
el jefe real de este diputado, por mediación del padre del legislador, ya que
lo que se sabe de éste es que en realidad carece de una ruta propia, por lo
cual se mueve o lo mueve su padre, leal seguidor del ex gobernador Aguirre, con
quien tiene varios hilos comunicantes.
Así las cosas, lo que hay que esperar es lo que viene, es
decir, qué paso va a dar el aguirrismo, que formalmente está apoyando a Mario
Moreno Arcos y las campañas de alcaldes en diferentes municipios, que se
postularon por la alianza del PRI con el PRD.
Y es que al ex gobernador no le ha ido nada bien políticamente
hablando en los últimos meses y ha estado buscando tirar un puente hacia
Morena, es decir, hacia el poder ejecutivo federal, donde se sabe que no han
abandonado las investigaciones sobre algunos huecos financieros dejados en su
administración, en donde el secretario de Finanzas fue precisamente Jorge
Salgado, padre del legislador del mismo nombre que ahora se declara morenista.
Pero si bien en el equipo de Aguirre hay preocupación por
los saldos presupuestales de su administración aún no aclarados, el tema de la
desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, ocurrido durante su
administración y que le llevó a la dimisión presionado incluso por los líderes
nacionales de su propio partido, un tema en el que acaba de tener fuertes
choques públicos con el abogado de las víctimas y no hay que olvidar que es un
tema abierto, en donde el procurador Gertz Manero no ha quitado el dedo del
renglón, aunque aún con pocos resultados, pero sirve bien como presión política
hacia el ex gobernador que formalmente está en la oposición.
Por ambos temas, Ayotzinapa y las cuentas no cerradas de su
administración , Aguirre Rivero ha buscado hasta ahora sin éxito, un
acercamiento a Morena, es decir, a la presidencia de la república, y lo hizo
abiertamente a través de Luis Walton, quien fue su caballo de troya para
meterse a la lucha por la candidatura por gubernatura abanderando a Morena,
proyecto en el cual todo el aguirrismo visible de la Costa Chica se manifestó a
favor y le ayudaron a don Luis, aunque finalmente esa aventura de entrismo al
partido guinda fue derrotada por Félix Salgado Macedonio y rechazado por los
otros liderazgos morenistas de Guerrero y del país.
La debilidad con que arranca Evelyn Salgado la campaña por
la gubernatura, con apenas un mes por delante y luego de que el alejamiento de
Félix de la campaña le significara una caída de una decena de puntos
porcentuales en las encuestas de preferencias electorales, abrió la puerta para
que Salgado Parra, el hijo, pudiera vender su apoyo a Morena, con la esperanza
de que eso ayude tanto a Evelyn para que gane, como al ex gobernador, para que
no avancen las investigaciones que pudieran incriminarlo y llevarlo a la
cárcel.
El salto del PRI a Morena, en un momento de debilidad de la
candidata de este partido parece ser una buena estrategia del grupo aguirrista,
sin embargo, no hay que olvidar que Morena es un partido vivo, de liderazgos
fuertes, que no ven con simpatía que personajes políticos oportunistas los vean
como una oportunidad de salvar sus carreras a costa de los militantes y
fundadores que terminan siendo relegados, cuando llegan los saltimbanquis, que
luego se abrazan a los que llegaron antes, para cerrar el paso a los cambios
verdaderos y para que todo siga igual.
Un ejemplo de que las
cosas en Morena no siempre resultan como las planean los viejos estrategas
políticos es el propio Félix Salgado, a quien fuerzas internas, incluso
nacionales, trataron a toda costa de descarrilar y lo terminaron fortaleciendo,
con posibilidad ahora incluso de ejercer el poder en Guerrero por 12 años, seis
con su hija y seis por él mismo, en vez de derrotarlo.
Como se ve, resulta incierto que le resulte bien a quienes
planearon que ahora una fuerza externa, el aguirrismo, pretenda cubrirse
sumándose a la campaña de Evelyn Salgado, cuando ha venido trabajando para la
oposición, sin olvidar que desde ahora debería preguntarse qué cuentas le dará
al gobernador Héctor Astudillo Flores, quien los incorporó, a los Parra, en el
2015 a su campaña, al gobierno del estado y al PRI.
Mientras tanto, en el equipo del PRI y el PRD, que cobijan
las campañas de Mario Moreno Arcos, se debe estar cabildeando en el cuarto de
guerra las medidas resarcitorias para atenuar el daño de la migración de los
Parra al morenismo y para que eso no detenga el paso que traen en las regiones
del estado, donde han apostado al trabajo territorial para buscar ganar esta
difícil elección.
Tenemos que ver el Trasfondo de lo que está pasando…
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