Por Julio Zenón Flores Salgado
La consulta popular
propuesta por ciudadanos ligados a Morena para que el pueblo apruebe o no las
indagatorias sobre acciones de personajes políticos del pasado que tuvieron
importante repercusión en la vida nacional, que se llevará a cabo en México
este domingo 1 de agosto, es un importante parteaguas en la concepción y
aplicación del tipo de democracia mexicana.
El solo
hecho de que se pueda llevar a cabo ya es un gran avance para conseguir un
cambio real en México, al empezar a pasar de la democracia representativa a la
democracia participativa, por lo cual quienes nos decimos demócratas estamos
obligados a participar, si es que queremos que el cambio vaya más a fondo.
Ello con tal
de que el tan propuesto -y pospuesto- cambio que muchos buscamos desde 1988,
con Cuauhtémoc Cárdenas y en el 2000 con Vicente Fox, no se quede en las ocurrencias
de un presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que puede estar
en lo correcto o equivocado en algunas de las políticas públicas que impulsa,
por lo cual no se le puede dejar sólo ni dejar al país solo o a su merced, a
sus ocurrencias.
No se le
puede negar a López Obrador, que busca cambiar de verdad, ni que tiene voluntad
de hacerlo y tampoco, pero es claro que si no cuenta con respaldo de la gente
de a pie, así como de los partidos y de los jefes políticos, nada o muy poco se
podrá avanzar y lo que es peor, una vez que él salga del poder vendría un retroceso
de incalculables consecuencias.
En ese
sentido, quienes buscamos ese cambio con Cárdenas y vimos como una parte
importante de la gente festejó el triunfo de Fox, al sacar al PRI del poder
presidencial, por primera vez desde su creación en la posrevolución, estamos
obligados a empujar la realización de esa consulta, per se, es decir por su
propio valor histórico, al margen de que se obtengan los votos suficientes para
juzgar a los expresidentes.
Y es que, en
mi opinión, lo realmente importante es fortalecer el mecanismo de la consulta
popular, movilizar a la gente para que opine, para que participe en los asuntos
relevantes del país, en una forma de símil de la “conciencia para sí”, que en
vez de para una clase, la tome la ciudadanía, en el sentido del significado
profundo del ciudadano.
De acuerdo
con las encuestas serias que se conocen al menos ocho de cada diez personas opinaron
que los ex presidentes si deben de ser juzgados, pero la verdad es que la forma
en que está formulada la pregunta que vendrá en la papeleta de la consulta es
tan ambigua que un si vinculante sería hasta peligroso para el país, pues se
pondría en manos de quién sabe quién, una herramienta para las venganzas
políticas.
No es que
esté mal juzgar a los expresidente, al contrario, ni que carezca de sentido o
importancia llevarlos a juicio, en realidad sería muy bueno pues permitiría,
tal vez, sólo tal vez, recuperar muchos millones robados a la nación y que
fueron a dar a las cuentas en paraísos fiscales a su nombre o de sus
concubinas, hijos, compadres, amigos y prestanombres, y que son muchos millones
de dólares, que e caerían bien al país, para fondear los programas sociales hoy
destinados a los más pobres y que les causa tanta comezón a los conservadores.
El problema
es que Morena, que tiene el poder, no tiene madurez ni como partido, ni
siquiera el control de sus aliados y, si entre ellos han peleado hasta con los
dientes para hacerse de cargos y candidaturas demeritando y hasta calumniando a
sus propios compañeros de partido, imagínese si se les da el poder de juzgar a
los expresidentes, se correría el riesgo, sin duda de que se pase de la justicia
a la venganza, a la guillotina de la Comuna de Paris, y es que la decisión o la
interpretación de a quién juzgar y cuales delitos investigar, ya no quedaría en
manos del “pueblo sabio”, sino a merced de alguno de los muchos equipos o tribus
de Morena.
Claro que,
aún cuando se consiguiera tal participación que la consulta se vuelva
vinculante, bien valdría la pena, si con ello se consolida el mecanismo de la
consulta popular.
Por eso no
es un tema de AMLO, es un tema de todos los que hemos luchado por el cambio,
por todos los que estamos contra la corrupción, contra el enriquecimiento insultante
de los ex presidentes y contra los excesos cometidos desde el poder, aunque no
comulguemos con el Tren Maya, o con el aeropuerto Felipe Ángeles ni con el uso
de combustóleo para generar energía eléctrica, ni con los ataques de AMLO a la
prensa.
En rigor,
hasta estando en contra de AMLO, si se está por los cambios que el país necesita
y por mejores formas de democracia, se debería de apoyar la consulta popular, porque con esa herramienta podríamos también enjuiciar a AMLO si nos falla y hasta despedirlo en el 2022 con la revocación de mandato.
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