A propósito de la entrega de becas y apoyos productivos en Acapulco el jueves 18 de noviembre por la gobernadora de Guerrero. |
Por Julio Zenón Flores Salgado
El talón de Aquiles de Guerrero es su bajo nivel de
desarrollo económico. Es eso lo que ancestralmente ha motivado el
fortalecimiento de los caciquismos regionales, como los Figueroa y los Aguirre;
el arribo de capitales depredadores, como en el caso del turismo y la minería, y
la proliferación de grupos criminales que ven a los jóvenes sin oportunidades
como carne de cañón y las abandonadas cumbres de la sierra y la montaña, como
espacios de siembra y cultivo de drogas ilícitas, lo que ha convertido a la
entidad en centro de combates y muerte.
Como atisbos de liberación han aparecido movimientos
sociales fácilmente cooptados con algunos recursos económicos y desesperados focos
de guerrillas, Partido de los pobres, FAR, LC23S, etc y una universidad
autónoma sobreviviente a ataques gubernamentales y de las clases adineradas.
En ese contexto es que debe analizarse las acciones de la
gobernadora Evelyn Salgado Pineda, de la mano del gobierno federal, para
revertir las cifras negras, yendo a las causas y no al revés, como han hecho
otros gobiernos, atacar las consecuencias, en vez de la raíz.
¿Qué tan eficaz resulta y cuáles serán sus resultados a
largo plazo? Aún no se sabe, pero se deben observar con ojo crítico y otorgar
el beneficio de la duda, luego de años de políticas clientelares y
superficiales, para mitigar los efectos de la pobreza.
Veamos:
Como este artículo no es un tratado o un ensayo sobre el
tema: comenzamos por ver el ejemplo de la entrega de becas y apoyo entregados
el jueves pasado en Acapulco y en otras regiones del estado de Guerrero, por Evelyn
Salgado Pineda, partiendo no tanto por la cantidad, que no es mucho en relación
a las necesidades de la gente, pero si por su calidad, pues llega a los
sectores que no solo están en situación de vulnerabilidad, sino que puede
generar desarrollo y una economía circular.
Nos referimos a las becas Ignacio Manuel Altamirano, que se
fondean con recursos propios del gobierno estatal, para ayudar a estudiantes de
escasos recursos a seguir en la escuela y no desertar por falta del mínimo
recursos para vivir mientras se estudia y, los apoyos a proyectos productivos.
Más allá del discurso, dar apoyo económico directo a
personas que pondrán un puesto callejero de alimentos, o un taller de costura,
o una pequeña fábrica de artesanías, o una red para la pesca, es generar
economía. Gracias a esos apoyos, por pequeños que sean, una familia generará
ingresos propios, dará un servicio a la comunidad al aportarle el bien o
servicio producido y a su vez detona la economía de sus proveedores aunque a
pequeña escala, a una escala prácticamente solidaria. La que vende picaditas
compra más masa, el molino tiene que producir más masa y para eso compra más
maíz o hasta contrata a otro ayudante, eso hace que el productor de granos
venda su producto y a su vez consuma otros servicios.
Ese pequeño círculo económico multiplicado por cientos de
personas, unas 500 que recibieron apoyos el jueves en Acapulco, es como mueve
abajo el mercado, la economía, misma que se ve fortalecida por el circulante
inyectado por el gobierno federal a través de las pensiones a los ancianos, las
becas Benito Juárez, los recursos los Jóvenes construyendo el futuro, entre
otros.
Ese es un pequeño gran paso impulsado por la gobernadora
Evelyn, porque no se ha quedado limitada a los recursos o programas federales,
sino que los ha impulsado con recursos propios, ampliando así su esfera de
influencia.
Impulsar la economía de esa manera es revolucionario, incluso
los keinesianos se cuestionarían de su viabilidad, pero es más efectivo
mientras más se acompaña de otras medidas a nivel macro. Por ejemplo, es te mes
los guerrerenses recibieron una baja de precio en gas y energía eléctrica,
mínima pero esperanzadora.
Por el otro lado, la joven secretaria de desarrollo
económico ha hecho equipo con la gobernadora y están impulsando como nunca
antes la minería, que se ha colocado como la segunda fuente de ingresos en la
entidad, sólo después del turismo, aunque en esa área se tiene aún que legislar
para que la riqueza de los centros mineros irradie en impuestos y derechos al
estado y a los municipios, en especial a los dueños de la tierra donde se establecen
los fundos mineros. Ahí, sin embargo, se ha dado un buen paso.
En el terreno del turismo, la política de diversificar los
espacios de explotación turística es correcta, pero debiera condicionarse a que
se integre a los dueños de la tierra donde se construyen los desarrollos, como
en San Marcos y Coyuca de Benítez y los alrededores de los Pueblos Santos, para
no seguir con la visión depredadora que viene del capitalismo salvaje con que
se acabaron a Acapulco.
Los apoyos a los productores de mezcal, a los pescadores, a
los artesanos, van en el mismo sentido.
Debe decirse, sin embargo, que ese camino si bien es bueno, es
largo para la recuperación económica, base de todo lo demás, por lo cual se
debe también mirar hacia la legalización de los cultivos de enervantes junto
con su comercialización e industrialización, y que en vez de ser una amenaza se
convierta en área de oportunidad; sumar a ello la atracción de grandes empresas
de agroindustria, como Herdez, del Valle, etc, para detonar y fortalecer la
producción del campo y, invitar a empresas industriales para dar vida a los
languidecientes parques del Ocotito, del Salto, de Iguala y de Tierra Caliente,
entre otros.
De esa manera el gobierno de Evelyn Salgado Pineda, podría
pasar del humanismo actual a un fuerte impulso al desarrollo económico,
soportado con las inversiones federales en los caminos rurales, la inyección de
efectivo en sectores pobres y, ¿por qué no? Pedirle a López Obrador una gran
obra, como pudiera ser un gran puerto seco que sirva para mover la producción
minera, agrícola e industrial que se atraiga y meter así a Guerrero a los
estados que producen riqueza en vez de lástima.
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