La LXIII Legislatura tuvo que darse una autosacudida para entender el papel femenino. No fue menor el movimiento interno, pues nadie ignora que, no obstante que desde que la mitad de las curules fueron ocupadas por mujeres, hubo que hacer manita de puerco a hombres habilidosos o culmilludos que parecían estar dispuestos hasta a disfrazarse de féminas, o autoadscribirse como tales, e incluso a ir al cirujano, allá por Veracruz.
En ese contexto debe admitirse la valía del resultado del trabajo de la presidenta de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), Yoloczin Domínguez Serna, pero también del resto de las mujeres de la legislatura, que la arroparon y le dieron el espacio propicio para alcanzar acuerdos con todos los partidos con representación parlamentaria que convirtieron a la LXIII Legislatura en una de las más productivas de los tiempos recientes.
Y decimos que debe evaluarse el resultado del trabajo porque no es lo mismo el resultado que el trabajo; hay quienes trabajan duro todos los días, pero no dan resultados. Es el caso, por ejemplo, del expresidente de la Jucopo, el incomprendido Alfredo Sánchez Esquivel, quien, a decir verdad, trabajaba más de 12 horas la mayoría de los siete días de la semana, al extremo de que algunos de sus colaboradores e incluso periodistas llegaron a ser atendidos a la medianoche o de madrugada, pero sus resultados no fueron tan buenos.
Más de una vez se le señaló al expresidente del Congreso que el mucho trabajo solo sirve si da resultados, que su posición era más ejecutiva que administrativa, que no debía concentrar tantas decisiones en su persona y confiar más en el resto de legisladores que presidían las comisiones. El resultado está a la vista, pues no solo perdió la presidencia de la Jucopo, sino que se llegó a manejar la posibilidad de excluirlo de la diputación y ahora está inmerso en un diferendo por la demolición de la biblioteca del recinto parlamentario.
Es necesario, para evaluar el año que termina en cuanto a lo que ocurrió en el Congreso de Guerrero, hacer la comparación entre el hombre que dejó la coordinación y cuyo sello fue el trabajo esforzado, pero con pocos resultados, frente a lo que ocurrió después, a la llegada de la diputada Yoloczin a sustituirlo.
En pocas palabras, el Congreso se hizo más fluido a partir del arribo de la diputada Domínguez Serna. Los temas que parecían más difíciles se destrabaron como por arte de magia, ¿magia de mujer? Y los turnos rezagados en las comisiones comenzaron a resolverse a una velocidad inusitada.
¿Qué tenía de especial Yoloczin, que no tuviera Alfredo, para que ella diera resultados y él no? Digámoslo sin eufemismos: el ser mujer; pero, hay que remarcarlo, no solo por eso, sino por algo que no siempre se reconoce en una mujer que además de serlo es atractiva físicamente, sino por una guía política, un sentido práctico, un deseo de demostrar que una mujer bonita hace bien las cosas no por su belleza, sino porque es inteligente y a lo largo de su carrera política, que no es tan reciente, a pesar de su juventud, ha aprendido que lo importante son los resultados.
Sostengo que la LXIII Legislatura del Congreso de Guerrero está cerrando el año con buenos resultados y que eso se debe al trabajo de su presidenta de la Jucopo, y que ella se sintió obligada a dar mejores resultados, como lo hizo, debido a que es mujer y bonita y, eso, en vez de ayudarle, le afectaba, pues se sabe, por la maledicencia de los pasillos, que siempre se asocia una mujer política joven, a que llega a determinadas posiciones nunca por su capacidad, sino porque le gustó a algún hombre, que es el que realmente mandaría, en la vieja sobada tesis de las “Juanitas” del antiguo régimen, en la que las políticas lindas no son más el objeto del deseo de algún poderoso político, lo cual resulta un verdadero insulto, en el caso de personajes como Yoloczin, que se han esforzado desde antes de estar en el Congreso, para demostrar que son capaces, no solo bonitas.
Morena se quita dos granitos
En general, además de la referencia obligada a la capitana de la Legislatura, se debe señalar que Morena se quitó dos puntos en contra: la coordinación de un diputado cuestionado por su autoadscripción a un grupo indígena, y el otro, el actual dirigente de Morena, Jacinto González Varona, que gracias a una hábil negociación fue apoyado para ocupar la presidencia morenista en la entidad a cambio de dejar su curul a alguien que sí se reconoce dentro del gremio de la diversidad. Con eso la fracción parlamentaria del partido de AMLO llegará al 2023 muy fortalecida.
La oposición, de bajada
Algo muy diferente ocurre en la oposición, donde el PRI, que tiene 11 diputados, no ha querido o no ha podido renovar su coordinación, que sigue en las manos de Héctor Apreza, quien ya hasta da la impresión de estar a disgusto y no da muestras de avances legislativos para el tricolor, a pesar que sus compañeros de Acapulco, Gaby Bernal, Julieta Fernández y Ricardo Astudillo, han mostrado un gran empuje, que su coordinador no ha sabido aprovechar.
El PRD, tercera fuerza legislativa, se ha casi borrado del mapa de la legislatura, con la única excepción de Bernardo Ortega, que es el único que da la cara por esa fracción, mientras el coordinador parece de adorno.
Los futuros candidatos a los municipios
El año que está por entrar será definitorio, pues es claro que ahí se cocinan posibles candidatas o candidatos a presidencias municipales, en especial Acapulco, Iguala, Taxco, Zihuatanejo y Chilpancingo, y eso de seguro mermará el rendimiento en comisiones y en resultados totales, y vaya que tienen enfrente un problemón que les hereda el 2022, relacionado con la Fiscalía General del Estado, que depende de ellos, pero no les informa, ni da resultados, y está siendo un lastre incluso para la figura de la gobernadora Evelyn Salgado.
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Portal editado por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Comunicólogo, maestrante en ciencia política y, diplomado en MKT digital
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1 Comentarios
Excelente la mejor diputada Yoloczin dominguez
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