Por Julio Zenón Flores Salgado
El cambio de titular al frente de la CAPAMA era pedido a
gritos por los propios resultados del organismo de la paramunicipal, que se
convirtió en uno de los talones de Aquiles, de la presidenta municipal de
Acapulco, Abelina López Rodríguez, el problema era ¿a quién poner al frente?
Y es que la alcaldesa, conoce bien la problemática de la
paramunicipal, pero desde el lado del usuario mal atendido, pues durante años,
mientras fue diputada local o diputada federal o simple gestora ciudadana, se
hacía presente con algún pequeño grupo de colonos para externar sus reclamos a
los directivos, para obligarlos a cumplir con el servicio y a no exagerar con
los cobros a los pobres.
Durante esos años enfrentando a la burocracia capamesca,
creyó llegar a tener bien dimensionados tanto los problemas como las posibles
soluciones y los personajes que se podían hacer cargo de eso. Tan es así que aún
no asumía como presidenta municipal y ya había promovido, a través de una diputada
de la Tierra Caliente, que fue su aliada política mucho tiempo, un cambio en la
legislación de la ley de aguas para que se quitara el requisito de tener al
frente a un profesionista relacionado al ramo de la ingeniería y experiencia en
el tema hidráulico, dejándola lista para que pudiera asumir quien era su
propuesta para resolver los problemas hídricos de la ciudad.
De haber sabido que Arturo Latabán, un zeferinista que
también se había aliado al PRI de Astudillo, iba a llegar como si fuera un
iluminado que creía que nadie del organismo merecía siquiera una mirada suya, a
pelear con el Sindicato y a hacer negocios turbios con las empresas proveedoras
y los recursos financieros, no lo hubiera propuesto, pero lo hizo confiando en
él, sólo para decepcionarse y verlo salir con la cola entre las patas y con
acusaciones de corrupción.
En la segunda oportunidad recurrió a un ingeniero reconocido
y con experiencia a quien , sin embargo, le faltó carácter y compromiso con la
ciudad, dado que tenía su vida resuelta y no necesitaba estar lidiado con los
problemas de una dependencia con compleja; de ahí colocó al frente a Héctor
Alejandro Juárez Amador, quien abusando de la confianza de la primer edil se
dedicó a patrocinar deportes relacionados con el atletismo, en lo cual es
experto, a tal grado que los empleados casi no lo veían en su oficina, y en las
áreas menos.
Con esas malas experiencias, y teniendo en mente que
prometió mejorar el servicio de agua potable siendo presidenta, hizo su cuarto
y -se espera- último cambio, con una carta que quizás guardó para el final
porque prefirió primero dar la oportunidad a otros.
Es en ese contexto en que llega Hugo Lozano Hernández, tras
haber estado laborando en el área comercial, en donde entregó buenas cuentas
pues logró que los ingresos aumentaran entre el 35 y 50 por ciento en los últimos
meses en relación al 2020 y 2021, lo cual no solo lo hacían un buen cobrador,
sino un hábil negociador que pudo hacer que pagaran grandes hoteles y
dependencias estatales, que estaban acostumbrados a escamotear el pago o pagar
cantidades irrisorias, corrompiendo o presionando políticamente al titular del
área.
Sus resultados lo perfilaron al puesto, más allá de las
críticas que podrían desencadenarse por su nombramiento, producto de su parentesco
con la secretaria de bienestar y desarrollo Leticia Lozano, de quien se ha
especulado es pareja de la alcaldesa, cuestión que ha quedado hasta ahora en la
imagenería popular, por lo cual legalmente carecía de peso para impedir que
este joven fogueado en otras áreas administrativas llegara a enfrentar los
retos que significa hacerse cargo de una dependencia técnicamente quebrada y
saqueada por décadas.
Quizás es su juventud y la fuerza que le hicieron dar resultados en poco tiempo, o su falta de fogueo político que le permitió
no ceder a las tentaciones de negociar el agua, como le hicieron sus
antecesores en la dirección comercial, o su lealtad a toda prueba con la
presidenta, lo que le haya puesto en el lugar que ahora ocupa como encargado de
la dirección general de CAPAMA, pero la verdad es que tiene un enorme tigre que
domar y está obligado a dar resultados.
Sobre todo, hay que decirlo, que llega al cargo en el último
tramo del trienio de Abelina López y que ésta no se puede ir sin haber al menos
atendido en parte la problemática del organismo, al cual, cuando deje la
presidencia municipal y vuelva a ser gestora, va a regresar, porque es, lo ha
sido por años y lo seguirá siendo por un buen tiempo, el principal problema de
Acapulco.
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