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EL CIA, EL ISSSTE Y EL FANTASMA DEL COMERCIO INFORMAL EN GUERRERO

(El moho social amenaza ganarnos la batalla)

Por Julio Zenón Flores Salgado

Quienes se sienten un poco aristócratas, porque viven en el fraccionamiento Costa Azul, en Acapulco, otrora un atractivo poderoso de inversión inmobiliaria, por su excelente diseño residencial, que destacaba sobremanera frente al resto de colonias populares, “de bajo nivel social”, esgrimen como argumento ante la pretensión del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de construir en las ruinas de lo que fuera el Centro Internacional Acapulco, un hospital de alto nivel de resolución a cargo del ISSSTE, que atienda las grandes carencias en ese terreno en la entidad, su terror al fantasma del moho social, es decir, de esa ocupación humana que para sobrevivir se amolda a las circunstancias.

El argumento no es menor, aunque el daño ya está hecho hace mucho en esa zona y en todo el estado de Guerrero y no es precisamente por la construcción de grandes edificios de miles de millones de pesos, sino precisamente por su escasez de inversiones, que el moho social se ha adueñado de la entidad.

Si alguien hizo más terrorífico ese fantasma del ambulantaje, fue precisamente la autoridad, que ha dejado que consuma hasta a los mercados que cada 5 años se reconstruyen, tras sospechosos incendios, cuyos locales se vuelven cada vez más improductivos al ser rodeados, hasta casi ser asfixiados, por el comercio informl que se establece en su entorno y, junto a ello, situaciones como la vivida en el Hospital de El Quemado, donde los medicamentos y equipo médico desaparecía por arte de magia pero aparecía casi al instante en los puestos informales del estacionamiento recientemente desalojados…temporalmente.

Los habitantes de Costa Azul no están tan mal, pero tienen que ver las cosas más a fondo.

El comercio informal es una actividad económica que se realiza al margen de la legalidad y la regulación del Estado. Es decir, los comerciantes informales no pagan impuestos, no cumplen con las normas sanitarias, laborales y ambientales, y no tienen acceso a la seguridad social ni a otros beneficios. El comercio informal es un fenómeno complejo que tiene diversas causas y consecuencias, tanto para los propios comerciantes como para la sociedad en general.

 En el caso de Guerrero, el comercio informal es un problema grave que afecta al desarrollo económico y social del estado. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Guerrero tiene la segunda tasa más alta de informalidad laboral del país, con un 76% de su población ocupada en este sector. Esto significa que 7 de cada 10 negocios son informales en Guerrero, lo que representa una pérdida de ingresos fiscales para el gobierno, una competencia desleal para el sector formal, y una precarización de las condiciones de trabajo y de vida de los comerciantes y sus familias.

 Entre las causas del comercio informal en Guerrero se pueden mencionar las siguientes:

 La falta de oportunidades de empleo formal, debido a la baja inversión pública y privada, la escasa diversificación productiva, y la debilidad institucional del estado.

La pobreza y la desigualdad social, que obligan a muchas personas a buscar una fuente de ingresos rápida y flexible, sin importar los riesgos o las obligaciones legales.

La violencia y la inseguridad, que generan un clima de temor e incertidumbre, y que favorecen el surgimiento de grupos delictivos que extorsionan o amenazan a los comerciantes informales.

La cultura y la tradición, que valoran el trabajo independiente y el autoempleo, y que ven al comercio informal como una forma de resistencia o de solidaridad frente al Estado y al mercado.

Entre las consecuencias del comercio informal en Guerrero se pueden mencionar las siguientes:

 La evasión fiscal, que reduce los recursos disponibles para el gasto público en áreas prioritarias como la educación, la salud, la infraestructura y la seguridad.

La competencia desleal, que afecta al sector formal, que tiene que cumplir con mayores requisitos y costos para operar, y que pierde clientes y ventas frente a los precios más bajos del sector informal.

La precariedad laboral, que implica bajos salarios, largas jornadas, falta de prestaciones sociales, exposición a accidentes o enfermedades, y vulnerabilidad ante abusos o arbitrariedades.

La exclusión social, que limita el acceso a los servicios públicos, a los programas sociales, a la educación financiera, al crédito formal, y a otras oportunidades de desarrollo personal y profesional.

Para enfrentar el problema del comercio informal en Guerrero se requieren políticas públicas integrales que atiendan sus causas estructurales y sus efectos negativos. Algunas posibles medidas son:

 Fomentar la generación de empleos formales, mediante el impulso a la inversión productiva, la mejora regulatoria, la capacitación laboral, y el apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas.

Reducir la pobreza y la desigualdad social, mediante el fortalecimiento de los programas sociales, la ampliación de la cobertura educativa, la promoción de la equidad de género, y el combate a la corrupción.

Garantizar la seguridad pública y el estado de derecho, mediante el fortalecimiento de las instituciones de justicia y seguridad, la prevención del delito, el respeto a los derechos humanos, y la participación ciudadana.

Incentivar la formalización de los comerciantes informales, mediante la simplificación de los trámites, la reducción de las cargas fiscales, la oferta de créditos y subsidios, y la difusión de los beneficios de la formalidad.

En conclusión, el comercio informal en Guerrero es un problema que requiere una atención urgente y coordinada por parte de los diferentes niveles de gobierno, el sector privado, la sociedad civil y los propios comerciantes. Solo así se podrá lograr un desarrollo económico y social más justo, inclusivo y sostenible para el estado y sus habitantes, pero no es frenando la inversión federal que busca dar utilidad a unas ruinas en la zona turística, como se va a lograr; al contrario, esas asociaciones que hoy se oponen al Hospital, deberían voltear sus ojos hacia los planes municipales y estatal de desarrollo y dar un salto, primero mental y luego de emprendedurismo, so pena de que de no hacerlo, tendremos que atenernos a ver como aumenta la descomposición social, es decir. El moho social nos estará ganando la batalla.

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