Por Julio Zenón Flores
Los últimos seis días Chilpancingo se ha convertido en el
centro de atención nacional e internacional, no sólo por los bloqueos carreteros
a la única autopista que une a la Ciudad de México con Acapulco, que es el área
vital de su economía, después de la agricultura principalmente artesanal. También
por la percepción que proyecta al difundirse imágenes de una alcaldesa, la de
la capital del estado, nada menos, desayunando cordialmente con el líder de uno
de los grupos criminales más sanguinarios de la región y, posteriormente, una
muchedumbre armada con palos y piedras, entrando a esa capital, apoderándose de
un gran vehículo blindado de la Guardia Nacional y usándolo de ariete para
derribar las puertas de los edificios que albergan a los poderes Ejecutivo y
legislativo, del estado.
Las imágenes en sí mismas ya causaron un gran daño a las
autoridades. ¿Cómo es que Norma Otilia Hernández Martínez, primera edil de
Chilpancingo, mantiene tratos con un grupo criminal, de los dos que se disputan
la capital, y la cámara de diputados, la Fiscalía, Gobernación y el secretario
de gobierno estatal lo ignoran? Ese solo hecho muestra que algo está mal, que
la inteligencia no funciona o simplemente no existe, y, para nadie es secreto
que una autoridad sin inteligencia difícilmente se puede sostener en el poder,
porque se vuelve sumamente vulnerable.
¿Qué corporación policiaca o paramilitar, como la Guardia Nacional,
de cualquier país del mundo, permite que le arrebaten un vehículo de ese nivel
y que sea exhibido como trofeo por las calles y usado en su misma contra por
personas desarmadas? Se necesita carecer por completo de capacitación en ese
renglón. Se pierde totalmente la confianza en esa corporación, aun cuando se
les haya dado la orden de retroceder, de retirarse, una tropa se retira en
orden, protegiendo su equipo y sus vituallas, no las abandona a medio campo de
batalla.
Con nula o mala inteligencia y corporaciones dirigidas por
ineptos, la entidad gubernamental se vuelve vulnerable; la gobernadora Evelyn
Salgado Pineda, quedó expuesta totalmente, en esas críticas circunstancias,
siendo como es, una joven mandataria con apenas dos años de fogueo en la real
politik.
Y, sin embargo, las cosas se enderezaron gracias al temple
de la jefa del ejecutivo, quien no perdió la calma y mantuvo la orden de no
reprimir y de mantener el diálogo abierto, con el seguro apoyo del presidente Andrés
Manuel López Obrador, dejando en claro, que lo que salvó el trance, fue LA
POLÍTICA, en la que Salgado Pineda se está doctorando, pues no es la primera
vez que nos da una lección de reacción correcta en situaciones adversas. Hay
que decir, no obstante, que habrá momentos en que la política, la correcta
conducción política de la mandataria no baste para resolver las crisis, y que,
en ese caso, es urgente contar con personas mejor capacitadas dirigiendo tanto
a la policía estatal, como las áreas de inteligencia de Guerrero, pues de lo
contrario los resultados no serán tan pacíficos.
Ahora bien, vayamos al Trasfondo del asunto:
Los elementos por considerar son:
1.- La alcaldesa Norma Otilia indebidamente reunida con un líder
criminal
2.- La detención legal de dos supuestos líderes del mismo
grupo con el que se reunió la alcaldesa: Los Ardillos
3.- Las reacciones violentas en Acapulco y Chilpancingo,
quemas de autos, asesinatos y disparos en zonas públicas
4.- Las movilizaciones masivas de supuestos transportistas,
campesinos y pobladores de los alrededores: Tixtla, Quechultenango, Petaquillas,
Mazatlán, enarbolando supuestas demandas no atendidas
A esos elementos hay que agregar la vieja disputa de los Ardillos,
con su grupo rival Los Tlacos, con quienes habían mantenido un pacto, que viene
desde mucho tiempo atrás, es decir, que no surgió con la actual administración,
pero que de alguna manera respetaban sus territorios.
Con todo ello, hay que explicar que ese acuerdo
Tlacos-Ardillos, debió verse alterado y que, ante ello, éstos últimos
reclamaron, pues prácticamente los estaban sacando de Chilpancingo y en ese
inter le detuvieron a dos de sus líderes. Eso podría ser el móvil que los llevó
a buscar la intermediación con la alcaldesa y al mismo tiempo a buscar sembrar
terror, para lograr la libertad de sus detenidos.
La falta de acuerdos en ese punto los llevó a movilizar a su
base social en los poblados, muchos de ellos sus colaboradores pero muchos
otros obligados, como lo denunció ya la secretaria de seguridad pública
federal, Rosa Icela Rodríguez, en la conferencia mañanera del presidente López
Obrador.
¿Qué sigue?
Se tendrá que medir la flexibilidad del gobierno federal
ante los grupos criminales que tienen un enorme peso, no solo en capacidad de
movilización pacífica, sino armado y que, como se sabe en los corrillos, ya se
reforzaron por medio de alianzas con cárteles mayores: La Familia michoacana,
de un lado y el CJNG de la otra.
El presidente López Obrador, por lo pronto ya se mostró hábil
al pasarle la papa caliente al poder judicial, pues los detenidos ya están
sujetos a proceso y un juez de control les dictó prisión preventiva, es decir,
ya no es tema ni del gobierno federal ni del estatal, es tema de los jueces,
con los cuales AMLO no mantiene buena relación.
Con esa maniobra, los gobiernos estatal y federal podrán
eludir discutir el punto con las comisiones de negociación instaladas este
martes por la mañana y le dirán que recurran al poder judicial y éste, a su
vez, tendrá que definir hasta dónde aguanta la presión que se le viene encima.
Si los mantiene cautivos enfrentarán un gran peligro y, si los libera, enfrentarán
el escarnio del propio ejecutivo federal, que los ha estado exhibiendo en sus
conferencias mañaneras como corruptos y venales.
De esa manera, el problema central se habrá “bateado” y
tanto el gobierno estatal como el federal podrán establecer acuerdos con las
comunidades para dotarles de los servicios y apoyos que reclaman.
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