Por Julio Zenón Flores Salgado
La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado Pineda, recibió
este fin de semana un contundente respaldo del presidente mexicano Andrés
Manuel López Obrador y, por si hiciera falta reiterarlo, este lunes la joven mandataria guerrerense se enlazó con el titular del poder ejecutivo federal vía digital en la conferencia mañanera.
Quienes no entiendan el mensaje, no habrán entendido nada de la política actual ni entenderán lo que viene para la entidad. Hay mucho más que un protocolo. Quien se meta con ella, se mete con López Obrador, así de claro.
Cualquiera que tenga dos dedos de frente sabe lo que eso
significa, tras una andanada de ataques misóginos, evidentemente generados tanto
de equipos que no coinciden internamente en los acuerpamientos de Morena que se
dan rumbo a la elección del 2024, en lo estatal y en lo nacional, así como de
la fuerte presión de grupos de la delincuencia organizada, que a décadas de
existir están mal acostumbrados a que los gobernantes hagan lo que ellos les
dictan.
El respaldo presidencial no hace sino validar que aquella
joven que llegó a la gubernatura por azares del destino en el 2021 y que se
creía no duraría pues cedería el poder al que entonces se creía sería el gobernador
de facto, es hoy una mandataria segura, robusta y echada para adelante, que
toma sus propias decisiones, con las riendas del gobierno en la mano.
Y es que las cifras y los resultados, si bien aún
insuficientes, avalan ese reconocimiento:
Veamos:
-Un histórico crecimiento económico que alejó a Guerrero de
los últimos lugares que siempre tenía y lo colocó en el 8avo lugar, gracias
entre otras cosas al repunte turístico, aumento de las remesas y a los recursos
de los programas federales que se traducen en aumento de la capacidad de
consumo, lo cual a su vez mueve el mercado y por ende la productividad (Keynes,
dixit)
-Un 7 % de guerrerenses que salieron de la pobreza extrema,
según Coneval, como consecuencia precisamente de lo anterior.
La crítica: Lo que hay que señalar, sin embargo, es que ese
crecimiento económico es endeble, pues la gran inversión federal en caminos
artesanales y programas sociales no puede ser permanente y urge el impulso de
nuevas fuentes de desarrollo económico estables a largo plazo, como por ejemplo
la detonación de la agroindustria y la pesca, para aumentar las ventajas
comparativas de tener grandes volúmenes de producción frutícola, principalmente
y obtener mayores espacios en la actividad minera, para que los metales no se
vayan en bruto a Lázaro Cárdenas.
-Golpes históricos al tráfico de cocaína, con más de 10
toneladas decomisadas en las costas de Guerrero, sólo entre julio y agosto de
este año, así como aprehensiones de líderes de los principales cárteles con
presencia en el estado, como no se había dado antes, lo que explica la
desaforada presión tanto en actos violentos (en 2023 se ha vivido un repunte)
como en ataques políticos de los grupos afectados, que han terminado movilizando
a sus personeros, heredados de la vieja cohabitación del hampa con un sector de
la clase política.
-Reforzamiento de la presencia de las fuerzas federales del
orden, con una fuerza armada de 19 mil elementos en el estado, la mitad de
ellas federales y la construcción de más de 40 cuarteles nuevos para la Guardia
Nacional, así como la aplicación real de las nuevas facultades tanto del
Ejército como de la Marina, para ayudar en labores de seguridad pública, cosas
que no podían hacer, antes de la reforma política, por cierto, avalada también
por los priistas.
La crítica: Aunque
haya más fuerza de tarea uniformada y se combata las causas de la inseguridad,
sigue habiendo un grave problema de impunidad, que tiene que ver con la pobre
inversión presupuestal en equipamiento y capacitación de la Fiscalía General
del Estado, que dirige la teniente coronel Sandra Luz Valdovinos. Hay que
recordar que para el 2023 se pidió un incremento presupuestal del 96 por ciento,
lo cual fue minimizado tanto por los operadores financieros del gobierno
estatal como por los diputados locales, que no valoraron adecuadamente la
importancia de la eficacia de la FGE para las investigaciones y puestas a
disposición de delincuentes y apenas otorgaron 6 por ciento de incremento.
La realidad, pues, es que el reconocimiento presidencial no
hizo sino poner los reflectores sobre los avances en materia de desarrollo
social, de desarrollo económico y en el combate a las bandas delincuenciales,
sin obviar que siguen existiendo grandes rezagos en la entidad, enormes retos,
así como errores, que no hay que dejar de señalar, como por ejemplo, el excesivo
protagonismo del senador Félix Salgado, padre de la gobernadora, que no entiende
que es la hora de ser un dirigente orgánico, es decir, de construir dentro de
su equipo político y dejar los escenarios a la gobernadora real, es decir a su
hija; otro error que debe mencionarse es la pérdida de tiempo y recursos en conflictos
con autoridades municipales, en especial con Chilpancingo y Acapulco, en donde
no han encontrado la cuadratura del círculo para ser proactivos.
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