Por Julio Zenón Flores
Más allá de la entrega oficiala Xóchitl Gálvez, de la
constancia como coordinadora de los trabajos del Frente Amplio por México, ayer,
en el Ángel de la Independencia, la oposición a Morena y al presidente Andrés
Manuel López Obrador, mostró, por fin un rostro que la unifica y la identifica,
derrumbando así el mito de que Morena iba solo a la elección del 2024, ante la
falta de liderazgo en las filas de enfrente.
Después del evento de este domingo en el Ángel, la oposición
tiene nombre y apellido y eso aleja la versión de que los comicios de junio del
año próximo serían un día de campo para el gobierno con cualquiera de sus
candidatos, sin embargo, también activa la encarnizada lucha interior del FAM,
por las posiciones estratégicas que definan los espacios de la lucha que viene
durante los próximos seis años, es decir, las otras elecciones, de senadores, gobernadores,
diputados federales y locales, así como las principales presidencias
municipales del país.
El liderazgo de Xochitl es indiscutible. Ella fijó en menos
de 30 minutos en el mitin de ayer, su posición frente a los principales problemas
del país y disfrutó de su contundente triunfo en la primera batalla contra AMLO
que, sin querer, la hizo candidata al negarle su derecho de réplica en lo que
considera su espacio personal para juzgar y dictar sentencias mediáticas. Él le
cerró las puertas de su mañanera, ella tomó el Ángel, las plazas de muchas
ciudades y hasta el Congreso, donde le respondió al presidente su quinto
informe de gobierno.
El domingo, la panista tuvo su momentum, en los minutos en
que caminaba desde el restaurante Prime a la glorieta del Ángel, mientras a su
paso le gritaban ¡Presidenta! ¡Presidenta!, ajena por completo a la lucha
intestina que en el FAM se había desatado desde las primera horas de la mañana,
por estar cerca de ella; ajena a la parte oscura de todo proceso político.
En esa lucha por los espacios en torno al Ángel, los
panistas se apoderaron desde el principio de la tribuna y su primera línea,
ellos decidían quienes podían estar cerca del presídium, del PRI sólo Alejandro
Moreno, del PRD, sólo Jesús Zambrano, del blanquiazul, en cambio, además de
Marco Cortés, Santiago Creel y sus familiares (ahí iba por ejemplo el hijo de
la actriz Edith González) y hasta sus auxiliares y escoltas.
Alrededor del templete solo panistas, mientras los priistas,
que saben como es eso de las campañas, llegaron desde las 7 de la mañana y se
apoderaron de un lugar no tan cercano, pero el más visible, en tanto los
perredistas deambulaban alrededor de la glorieta buscando que les permitieran
acercarse sin conseguirlo.
El único, no panista que estuvo en el primer círculo con
Xochitl Gálvez, tanto en la reunión previa en el restaurante Prime, como en el
propio evento, además de los dirigentes nacionales de los partidos, fue el senador
guerrerense Manuel Añorve Baños, quien salió hacia el Ángel unos minutos antes,
acompañado de su hijo Manuel Añorve Aguayo, seguido de Santiago Creel,
Alejandro Moreno, Marco Cortés; después de ellos, la ahora coordinadora del
FAM, quien no se dio cuenta de la guerra de codazos de las militancias para
estar cerca de ella.
La pequeña guerra librada en torno al templete, no es más
que el preludio de lo que viene entre ellos: el PAN parece entender que es
quien está en campaña con su candidata y los demás sólo son comparsas, en tanto
que el PRI, intenta que no le coman el mandado, tras el error de Alito Moreno
de bajar con poco tacto a Beatriz Paredes, y, el PRD intenta no pasar desapercibido.
Traducido a números esa guerrita significa el comienzo de la batalla por las
candidaturas en los estados y el congreso, todo lo cual también arrancó ayer en
el Ángel, el Ángel de Xóchitl.
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