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SEGURIDAD EMBOSCADA EN GUERRERO ¿Y LA FISCALÍA?


Por Julio Zenón Flores Salgado

Si septiembre cerró para Acapulco como el segundo mes más violento del año al registrar oficialmente 54 asesinatos dolosos, sólo después de enero de 2023 en que ocurrieron 70 privaciones de la vida en este municipio, el mes de octubre fue recibido con una emboscada a la policía estatal en la colonia Vicente Guerrero, ubicada sobre la carretera Acapulco-México, antes de llevar a Las Cruces.

Si las cifras son de por sí preocupantes para el principal destino turístico de Guerrero, preocupa aún más observar que si bien se hacen esfuerzos por frenar el flagelo de la inseguridad, los resultados son y seguirán siendo raquíticos, mientras las autoridades de los tres niveles de gobierno no se tomen en serio la necesidad de aterrizar una estrategia única y coordinada, más allá de las reuniones en las mesas para la paz.

Y es que si bien es loable ver que la policía estatal está movilizándose con gran rapidez a los lugares en que estallan los conflictos, en tanto que la policía municipal de Acapulco prevé una estrategia de prevención que avizora buenos resultados y que el gobierno federal aporta importantes contingentes armados de respaldo tanto de la Guardia Nacional como de la Marina y la Sedena, en la práctica no se observan avances en ese terreno minado.

Para el ciudadano común la única coordinación que se observa entre las corporaciones de los tres niveles de gobierno es en la operación TEB (Todos en bola) que trae a decenas de uniformados, desde soldados, guardias nacionales y policías estatales hasta los municipales y los ministeriales, “echando montón” en los lugares de impacto y yendo de un lugar a otro sin mayores resultados.

Una estrategia de fondo tendría que implicar tanto la rápida movilización de los policías estatales que tienen buena capacidad de respuesta, junto con los soldados, marinos e integrantes de la guardia nacional, como una estrategia de disuasión en los principales municipios a cargo de la corporación del ayuntamiento, pero sobre todo, resultados en investigaciones, detenciones y encarcelamientos de delincuentes y esto último es lo que más falta ha hecho.

Por más estrategia que aplique el municipio, a través de la llamada Fuerza Acapulco, o por más más rápido que llegue la policía estatal y los soldados a apoyar en caso de algún incidente, la violencia no va disminuir, mientras no haya detenciones importantes, mientras los delincuentes no sepan que se les acabó la impunidad, y eso está en el terreno de la Fiscalía General del Estado (FGE) que no ha dado resultados, hasta ahora.

Si nos alejamos de Acapulco y vemos al estado en su conjunto nos daremos cuenta de que la FGE no ha presentado avances en  ninguno de los casos de impacto, como las masacres en San Miguel Totolapan, donde asesinaron a un presidente municipal, su padre y funcionarios o la de San Antonio de las Tejas; ni en los casos de los ataques a un ex alcalde de Copala en Costa Chica, o a los funcionarios y familiares asesinados en el camino Iguala Chilpancingo y en la propia capital del estado, donde hace poco dos directores de área fueron acribillados en un bar; como tampoco en los 8 feminicidios ni los 9 mutilados ocurridos en septiembre en Acapulco. No hay detenidos, no hay encarcelados, no hay información de cómo van los casos, la imagen es de que la FGE no está entendiendo el reto en el que se encuentra y lo peor es que los diputados no parecen darse cuenta de su responsabilidad al mantener a una Fiscal profundamente incapaz de dar resultados.

Y es que si bien no se puede impedir que en toda sociedad existan desadaptados sociales que optan por el dinero fácil a través de actividades ilícitas, el que esos desadaptados sepan que si delinquen van a ser perseguidos y eventualmente encarcelados, genera en automático un impacto disuasivo, mientras que la impunidad que les concede la forma de actuar de la Fiscalía, por el contrario, les incentiva a seguir cometiendo delitos e irlos escalando hasta no dejar a ningún ciudadano a salvo.

Es urgente para Guerrero que la Fiscalía asuma su responsabilidad, si la Fiscal actual no puede que renuncie, no es malo reconocer que no es lo mismo aplicar las leyes dentro de una institución muy controlada como es el Ejército, que en una sociedad tan abierta y porosa como el estado de Guerrero; la fiscal puede seguir ascendiendo a nuevos rangos en la Sedena y dejar de desprestigiarse con el desastroso papel que está haciendo en la Fiscalía.

Y, si en ella no cabe la autocrítica, entonces es hora de que los diputados locales que la nombraron la llamen a cuentas. Es hora de que los legisladores dejen de andar soñando con ser alcaldes de sus municipios y asuman su función en el congreso, que les fue confiado por el pueblo, porque sólo cuando la Fiscalía funcione adecuadamente, servirá de algo que la policía estatal ande tan diligente de municipio en municipio, o que en Acapulco se luzcan patrullas nuevas de colores o que los soldados y marinos lleguen en bola a los hechos violentos.

En serio.

xxx Editado por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Comunicólogo, especializado en periodismo político www.facebook.com/trasfondoinformativo, Youtube@JulioZenonFlores, Twitter@trasfondoin, e mal: zenon71@hotmail, Whatsapp 7441054888

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