Gallery

header ads

Por el bien de todos primero los damnificados

Una reflexión sobre la recuperación de Acapulco tras el huracán OTIS.

Por Julio Zenon Flores

A casi dos meses del embate de la naturaleza sobre Acapulco, se impone, cada día más una reflexión seria, acerca de cómo están llevando las autoridades el proceso de reconstrucción y cuáles son las expectativas que eso genera.
Cualquier análisis debe tomar en cuenta los siguientes factores para no quedarse sólo en la repetición de dogmas.

1. El huracán Otis es un fenómeno inédito en Acapulco, tanto por la magnitud, como por la forma en que acometió al puerto. Por eso algunos estudiosos le llaman huracán tornado, que con vientos superiores a 330 km/h golpeó a la zona urbana de frente, en un primer momento y del cerro hacía el mar, de espalda, en un segundo tiempo.
Ese escenario enmarca la discusión sobre si se previno suficientemente a la población o no.
2. Es el primer fenómeno natural de esta dimensión que genera daños sin existencia del Fonden

3. Otis y su estela destructiva ocurren en medio de un manejo inédito de la política de desastres, del recurso económico oficial y de un proceso de transformación política gubernamental.

4. La reacción social de saqueo y de rapiña latente, no sólo inmediatamente después del meteoro, sino durante las siete semanas que lleva la distribución de la ayuda entre la población, y un evidente malestar popular, hacen cada vez más complicada la solidaridad.

5. La excesiva confianza de las autoridades civiles en las fuerzas armadas que carecen de experiencia en el manejo de la ayuda humanitaria de largo plazo. Limitada apenas al plan DN III, que es obra, pero no interacción con los pobladores.

Todos esos elementos debieran conducir a una expectativa abierta respecto a la temporada turística decembrina que inició el 15 de este mes.

Por un lado las autoridades locales dirigidas por la Gobernadora Evelyn Salgado le dieron vital importancia a la imagen de la belleza natural, limpiando las partes más visibles para el turismo, mientras la parte de la sociedad civil, empresarios del ramo, se esfuerzan por ofrecer un servicio decoroso, pese a las limitaciones de los destrozos ocasionados por otis, al grado que hay hoteles y restaurantes que abrieron parcialmente para recibir visitas solo en donde les pueden atender.

En el otro punto de la cadena económica, hay una gran cantidad de personas dispuestas a visitar Acapulco, por cariño, solidaridad, morbo, trabajo, familia, o descanso para mirar un atardecer desde el balcón, estar en una alberca, comer productos marinos, en fin.
En ese sentido, la expectativa es buena, aunque ni siquiera se acerque a lo previsto antes del huracán y, debe mantenerse vigente por el bien no sólo del turismo sino de las docenas de miles de acapulqueños que obtienen sus ingresos de ese sector.

El riesgo que veo es que las autoridades y la sociedad de fuera confundan ese esfuerzo y esa afluencia turística con la verdadera recuperación y dejé de llegar ayuda, que hace tanta falta para cientos de colonias y eso obligue a la población abandonada a salir en hordas a conseguir dinero y comida y enseres como sea, aunque tengan que recurrir a la violencia.

Y el tema de la violencia en ciernes ya mostró su rostro la primera semana del huracán, es incontenible, sin contar a los cientos de personas que forman parte del ejército de la delincuencia organizada como tiradores de drogas, gatilleros, halcones, jefes mafiosos locales, extorsionadores, etc, que también vieron caer sus ingresos.

En ese sentido lo correcto para la clase política es posponer sus diferencias ideológicas y sumarse a la reconstrucción bajo la conducción de la gobernadora Evelyn Salgado y eso incluye a la presidenta municipal Abelina López Rodríguez y los diputados que no simpatizan con el felixismo, porque la recuperación no admite competencia sino suma de fuerzas, por el bien de todos.
Primero los damnificados.

Publicar un comentario

0 Comentarios