Por Julio Zenón Flores Salgado
La ciencia
política ha registrado que, cuando la elite gobernante se divide y la oposición
se une, en medio de una crisis social, se desencadenan cambios y rotaciones en
los gobiernos.
En
Chilpancingo, Guerrero, líderes de colonias, transportistas y comerciantes han
emitido una advertencia clara: si la dirigencia de Morena excluye a la
actual alcaldesa Norma Otilia Hernández Martínez de la contienda, habrá consecuencias
en las urnas.
Este voto
de castigo afectaría a todos los candidatos de dicho partido.
Los líderes
locales reconocen que la alcaldesa ha realizado obras significativas no
solo en Chilpancingo, sino también en comunidades cercanas.
Su apoyo
tangible y cercanía con la gente han sido evidentes. Por lo
tanto, exigen su inclusión en el proceso interno. Si no se respeta esta petición, advirtieron la mañana de este
domingo en una importante reunión de representantes populares, los candidatos de Morena enfrentarán las
consecuencias en las elecciones.
Tales
pronunciamientos marcan claramente la situación de Morena en la capital del
estado:
Una
alcaldesa que no se dejó manipular por ninguna de las dos corrientes dominantes
estatalmente del partido Guinda, con amplio respaldo popular, está siendo
socavada por una guerra sucia proveniente de elementos de su propio partido
político, para marginarla y poner en su lugar a una especie de títere manejada
por quienes confunden el liderazgo con el caciquismo de la cultura priista.
El resultado
es una confrontación que amenaza con evitar que el joven partido morenista
cuaje en Chilpancingo y con ello se le abra la oportunidad a la oposición, para
recuperar el gobierno.
Y es que
nadie ignora que el partido MC está echando toda la carne al asador en esa
ciudad que es su baluarte y donde está obligado a obtener buenos resultados,
pues es el bastión tanto de su candidato a senador, Mario Moreno Arcos, como
del coordinador estatal de facto y jefe de campaña Héctor Astudillo Flores,
mientras que el PRI en alianza con el PAN y el PRD, parecen apostarle a una
figura joven y bien cimentada en la capital guerrerense, que sólo espera que se
concrete la división en las filas morenistas que ya se avizora atizada por la
ambición personal de un par de líderes estatales.
Todo indica
que Morena pagaría demasiado caro, el ego de sus dos dirigentes y su necedad de
imponer a su incondicional; sin embargo, nada está escrito, pues el peligro ya
está siendo observado por la dirigencia nacional.
No hay que
olvidar que la definición final de los candidatos a ayuntamientos y diputaciones
locales de Guerrero, quedó claramente en manos de la comisión coordinadora de
la Coalición, en la cual los líderes locales morenistas quedaron excluidos,
pues en su lugar se registraron Mario Delgado, Citlali Hernández y Alfonso
Durazo, precisamente para evitar las situaciones de imposiciones caciquiles que
pongan en riesgo el caudal de votos que Morena necesita a nivel nacional para
las reformas que pretende impulsar.
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