Por JULIO ZENON Flores
“¿Qué general gana una guerra sin ejército?”
Esa frase del periodista especializado en la fuente política,
José Luis González, director del semanario ¿No que no?, es la que permite desde
ahora prever un resultado en Acapulco, de los comicios del 2 de junio próximo: “¿Qué
general gana una guerra sin ejercito?”.
Lo dijimos en un artículo anterior, la campaña electoral es
una representación política de un enfrentamiento armado, por eso los expertos
han adaptado estrategias bélicas a las contiendas electorales.
En Acapulco solo hay dos ejércitos que se disputan el municipio
y un general, sin soldados, que pretende incidir en los resultados. Los dos
generales con Ejército son, Abelina López Rodríguez y Carlos Granda Castro; el
general sin efectivos para combatir en esta guerra es Yoshio Ávila. Los ejércitos
son las estructuras partidarias, que recorren palmo a palmo el territorio, con
y sin candidato, ganando la elección en cada sección, en cada distrito, en cada
colonia, en cada zona rural. La elección no se pelea en un universo fantástico,
se disputa en las calles y colonias del territorio a conquistar.
De eso se encargan los ejercito, de ir casa por casa,
convenciendo, haciendo previsiones, anticipando victorias o derrotas por cada
sección y distrito, y disponiendo de insumos y recursos para que los
territorios conquistados se lleven a la urna el día “D”. El contacto cara a
cara juega un papel fundamental en ese sentido.
Hay otra batalla, la que se libra por aire, bombardeando a
los electores con spots, publicidad e información, para lo cual se usan los
medios de comunicación, de difusión y las redes sociales. Ambas tienen que
guardar una sincronía para poder ganar la guerra electoral.
En el caso de Acapulco, Abelina tiene una ejército fuerte,
sólido, bien avituallado, mientras que por aire una importante red de
comunicadores dejaban caer sobre los electores las razones para confirmar la
necesidad de votar por ella, utilizando tanto el sentimiento de gratitud hacia
el gobierno del presidente AMLO que hace poco entregó miles de millones de
pesos en apoyo para la recuperación de los damnificados por el huracán Otis y,
como el razonamiento intelectual sobre la necesidad de mantener los planes y
proyectos que no alcanzaron a concretarse en los primeros tres años, por la Pandemia,
primero, y el huracán después.
Tiene también un apoyo aéreo con la publicidad de su
candidata presidencial Claudia Sheinbaum y la cobertura moral y política de
pertenecer el partido de AMLO, quien mantiene un alto nivel de preferencia.
Por si fuera poco, una parte del PRI de Acapulco prepara el
voto cruzado, para apoyarla, luego de que la candidatura a la alcaldía del
Frente, se quedara en manos del PRD, a
lo que se le debe sumar las estructuras de Mario Moreno y Héctor Astudillo en
el puerto, luego de que el actual candidato a primer edil de MC, Yoshio Ávila,
excluyera de los espacios a los cuadros propuestos por ellos para la planilla:
Abimael Salgado, que mantiene una impugnación en el tribunal federal y Miriam
Barrientos, de parte de Gaby Bernal.
Ellos lo niegan, pero ya se ven personajes estrechamente
ligados a Astudillo en algunos recorridos de Abelina.
De eso se ha encargado una eficiente y amplia comisión política,
encabezada por Alejandro Díaz, que cada día de la semana ha logrado restarles
fuerzas a los adversarios y las han sumado públicamente a la campaña de
Abelina.
Pese a su fortaleza, que se respira en cada evento suyo en
donde se percibe hasta un exceso de organización, tiene algunas debilidades,
que no pueden pasarse por alto, una de ellas es el rechazo del 70 por ciento de
la población a la idea de la reelección, la cual fue medida por los
encuestadores de Morena en el proceso de selección interna y que está siendo sobreexplotada
por sus ahora adversarios, que antes fueron sus compañeros y que conocieron esa
información privilegiada.
Otra de sus debilidades es el mal estado de los servicios
públicos, en general. Desde el transporte público, la seguridad, el agua potable,
el saneamiento, el alumbrado de las calles, la vialidad y hasta el mal estado
de los mercados y las oficinas públicas. No todo es atribuible a ella, la mayor
parte se viene arrastrando, pero la oposición intenta acentuarlos como si
acabaran de generarse por el abelinato, dejando de lado que el deterioro del
puerto se agudizó por el golpe devastador del huracán Otis.
Con todo y esas debilidades, se observa una batalla muy
desigual y en ese sentido, serán los resultados. La oposición no podrá frenar al
ejército de Abelina, como tampoco han podido frenar la migración de sus propios
soldados que prefieren desertar y poco después integrarse a las filas abelinas.
Por la contraparte, Granda tiene dos ejércitos, del PRI y
del PRD, pero hace tiempo dejaron de ser confiables, pues tienen un pie en el
partido y el otro donde obtienen apoyos. En lo que respecta a Yoshio, se
obversa una batalla más basada en la fe, en la idea de que los inconformes con
Abelina y con AMLO, salgan a votar en masa y le voten a él, para darle una
victoria, que se ve bastante improbable, además de que los inconformes se los
están dividiendo entre él, Granda, Ramiro Solorio y Víctor Aguirre, que pujan,
aunque sea por algún regidor.
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