Por Julio Zenón Flores
Y llegó la caballería.
Cuando Acapulco vivía momentos trágicos, con cerros llenos de agua desgajándose por la falta de árboles que el anterior huracán Otis se había llevado apenas 11 meses antes, y la presidenta municipal, Abelina López Rodríguez, mostraba los últimos signos de angustia por los pocos recursos propios que le quedaban, muy a pesar de la disciplina financiera que le permitió ahorrar y recaudar más que sus antecesores en el cargo, ante la montaña de problemas que significaba tener el 90 por ciento del municipio afectado por el huracán John, llegó la ayuda.
Oxígeno puro:
La presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, mostró su grandeza de miras y, olvidándose de que en la campaña no habían tenido buenos momentos debido a que desde Acapulco se impulsaba con denodada lealtad a Marcelo Ebrard para ocupar la candidatura de Morena, mientras Sheinbaum Pardo intentaba posicionarse como la favorita del electorado que estaba siendo consultado en la encuesta de Morena, llegó con toda la voluntad de apoyar, curar las heridas del puerto lastimado y darle lo necesario para su recuperación.
La visita tuvo un gran impacto, simbólico para la clase política nacional y psicológico para los magullados acapulqueños con sus casas enterradas en el lodo, sin servicios públicos básicos y con la lluvia todavía cayendo sobre sus cabezas. Calmó los ánimos, la desesperación, mitigó las heridas de la gente.
El gobierno municipal estaba expectante, pues a pesar de que un porcentaje importante, empezando por la propia alcaldesa, se habían reelecto, estaban metidos en los trabajos propios del cambio de administración y con muy poco dinero en las arcas, la infraestructura del agua destruida o hundida, los caminos para trasladar la basura cortados y los centros de salud inundados o incomunicados.
La presencia del Coordinador de Protección Civil, Efrén Valdez, no era nada tranquilizadora. Al contrario, traía el recuerdo de que él estuvo también en la administración de Juan Salgado Tenorio, cuando el puerto, igual que ahora, fue embestido por un furioso huracán categoría 4, el Pauline, que causó severos daños y en su torrente también se fue flotando la carrera política del entonces edil priista, que se vio pequeño ante el tamaño de la tragedia.
En esa circunstancia, la visita de la presidenta de la República fue oxígeno puro. Una bocanada de aire fresco.
Pero eso fue solo el anuncio de lo que venía: en estas horas ya se empieza a ver más claro el impacto de la visita presidencial a Acapulco: ya está aquí el secretario de Educación, Mario Delgado Carrillo, con la encomienda de que los alumnos puedan regresar a clases presenciales, que suspendieron durante las lluvias, pero que no en todos los casos pudieron reanudar cuando salió el sol, porque sus planteles quedaron en mal estado. Mario Delgado tiene la encomienda presidencial de que las aulas estén listas para recibir a los educandos. Esa tarea se le descarga a la alcaldesa y ya el agobio pesa menos.
Además, la presidenta Claudia también dejó a la titular de Protección Civil federal, Laura Velázquez, quien también trae la autoridad para coordinar a las fuerzas armadas y otras áreas del gobierno federal para resolver lo urgente para que la población pueda dejar los refugios y regresar a sus casas.
Adicionalmente, el director de la Conagua también fue enviado al puerto de Acapulco, con la tarea de restablecer el servicio de agua potable a la población y ya se empiezan a ver los resultados, en una estrecha coordinación con la CAPAMA y la CAPASEG, para desenterrar los equipos de bombeo y devolver el vital líquido a las tomas domiciliarias que ya estaban resecas tras días de escasez.
Poco a poco la ciudad va volviendo a la normalidad, para tranquilidad de la alcaldesa que ya pudo retomar sus actividades normales de primera edil: hacer un homenaje cívico, premiar a un escultor, inaugurar -otra vez- la construcción de la nave mayor del mercado Central, nombrar a su gabinete, consensuar las comisiones del Cabildo, en fin.
Pero desde este miércoles, la sonrisa y su aspecto de serenidad retornaron a su rostro: la presidenta Claudia informó en su conferencia de las "mañaneras del pueblo" que instruyó a la titular de turismo y al secretario de economía, su archiamigo Marcelo Ebrard, se hicieran cargo, no solo de reconstruir la ciudad de los daños del huracán John, sino también de lo que quedó pendiente después del Otis. Es decir, de una recuperación planeada del puerto, incluyendo el aspecto del turismo y la economía local.
Eso, más la información exclusiva y de primera mano que nos hizo llegar una persona del primer círculo de Sheinbaum, de que a Ebrard le dieron "manga ancha" para actuar y nombrar a todo su equipo en Economía, -porque además tendrá a su cargo renegociar el T-MEC- y que para la presidenta ya las elecciones pasaron a segundo plano, y entregó toda su confianza a Marcelo, pues la alcaldesa Abelina no podría estar más feliz.
Hoy, al único que vemos inquieto es al titular de Protección Civil Municipal.
A Abelina López Rodríguez, mientras tanto, ya le regresó la sonrisa.
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