Por Francisco Javier Flores V.
Este domingo por la tarde comenzó a circular en las benditas redes sociales, como las llamó Andrés Manuel López Obrador en su momento, una convocatoria a un movimiento de protesta en Acapulco.
El llamado anónimo, porque no especifica quién o quiénes están convocando, habla de paralizar la ciudad, con concentraciones en diferentes puntos, para exigir solución a la falta de agua potable en los hogares.
Más allá de lo entendible de esa demanda, pues se trata de uno de los dos más graves problemas que enfrenta la sociedad (el otro es sin duda la inseguridad), llama la atención cómo este tipo de mensajes se reproducen rápidamente, generando incertidumbre, preocupación, temor, miedo, pero también enojo en una buena parte de la población.
Y es que si hay algo que odiamos los ciudadanos son los molestos bloqueos a las calles y avenidas, junto a la inconsciencia y la cerrazón de quienes los llevan a cabo, por toda la afectación que provocan a las actividades económicas, laborales, escolares e incluso temas de salud al poner en riesgo la vida de personas enfermas que requieren atención urgente.
Por ello, antes de compartir este tipo de convocatorias, los internautas deberían de tener en cuenta que con ello también están contribuyendo al caos, aún y cuando lo hagan con la aparente inocencia de preguntar ¿Qué tan cierto es esto o que tan cierto es lo otro?
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