Según datos proporcionados por Wild Felids Conservation, hasta 2023 se estimaba que solo quedaban 113 jaguares en Guerrero. La reducción de su hábitat, sumada a la escasez de presas naturales, ha llevado a estos felinos a acercarse a las comunidades en busca de alimento, generando conflictos con ganaderos que, en ocasiones, ven afectado su ganado.
Contreras expresó su preocupación, indicando que "este tipo de escenas nos debe indignar a toda la población y a la vez soltarnos el golpe que sirva para darnos cuenta del grave daño que estamos ocasionando al ecosistema." El jaguar, al ser un animal territorial que abarca un área de aproximadamente 100 kilómetros cuadrados, se ve forzado a buscar alternativas alimenticias, como vacas, chivos, borregos y gallinas, lo que genera un choque con las actividades ganaderas.
Es importante señalar que no existe hasta el momento un registro de ataques de jaguares a seres humanos en México. Sin embargo, el miedo y los mitos en torno a estos felinos han llevado a su persecución y muerte, contribuyendo a una disminución alarmante en su población.
La muerte de este jaguar no solo representa una pérdida para la fauna silvestre de Guerrero, sino que también puede desestabilizar el equilibrio de otros ecosistemas, ya que la reducción de su población puede favorecer la proliferación de otras especies que, sin regulación natural, podrían convertirse en plagas para los cultivos.
La comunidad exige que se realice una investigación exhaustiva para identificar y castigar a los responsables de este crimen ambiental, recordando que la extinción de estos magníficos felinos podría llevar a un futuro donde solo se les reconozca a través de fotografías.
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