Chicotazos
Por Francisco Javier Flores V.
El gobierno municipal de Chilpancingo enfrenta un gigantesco reto.
Sin lugar a dudas, devolver a la capital de Guerrero la tranquilidad que la caracterizaba hace poco más de dos décadas requiere de un esfuerzo enorme que rebasa la esfera del Ayuntamiento y eso es algo que su alcalde debe tener muy presente.
Más allá de las circunstancias que derivaron en la llegada de Gustavo Alarcón Herrera a encabezar legal y legítimamente la administración municipal, habría que destacar el compromiso con que este chilpancingueño bien nacido ha asumido esa responsabilidad.
Desde el primer momento, ha mostrado disposición a trabajar de manera coordinada con los otros dos órdenes de gobierno, con esa claridad de que sólo conjuntando esfuerzos es como podrá avanzarse en el mejoramiento de las condiciones de vida de las familias, atendiendo la infraestructura urbana y dotando los servicios públicos elementales.
Dicen que los hechos hablan por sí solos y que tarde o temprano la verdad sale a relucir; en Chilpancingo existen dos botones de muestra que claramente indican que las cosas no se estaban haciendo correctamente en la administración anterior.
El descubrimiento de más de 300 aviadores, es decir, personas que cobraban altos salarios sin devengarlos, y el millonario adeudo dejado con el ISSSPEG, superando incluso al Ayuntamiento de Acapulco en una acción realmente criminal, porque con ello se está impidiendo que cientos o miles de jubilados reciban su pago mensual merecidamente ganado por sus mejores años entregados al servicio público.
Enderezar ese barco es el reto principal de Gustavo Alarcón, quien sabiendo que no tenía tiempo de sentarse a contemplar cómo lo haría, ha puesto manos a la obra y en menos de un mes ha demostrado esa capacidad que al principio incluso algunos de sus paisanos le regatearon, pero que ahora no les queda más que reconocer no solamente su capacidad, sino su vocación de servicio.
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