Por Jorge VALDEZ REYCEN
Primero le mentó la madre al gobernador Zeferino Torreblanca.
Años después, abofeteó –se ufanó— a otro gobernador: Ángel Aguirre, quien, entonces sí, lo metió a la cárcel.
Otro gobernador, exguerrillero, universitario, Rogelio Ortega Martínez, lo liberó y hasta en helicóptero lo sacó de prisión.
Ahora, casi 10 años después, secuestró instalaciones del suministro de agua potable para Acapulco y desafió a la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, exigiendo el pago de "cuota" por 5 millones de pesos…
Es la historia –resumida en apretados renglones-- del último guerrillero vivo. De un hombre que retó y se burló de la ley, ninguneó a las autoridades y tomó la violencia –las armas, pues-- como su modo de vida.
Es Marco Antonio Suástegui Muñoz, exconvicto, exvocero… el "último guerrillero" activo y vivo del Guerrero bronco.
La lucha social fue la fachada. De su oposición a la construcción de la presa "La Parota", su estandarte, y su aparente vínculo con una tierra de sus mayores, abandonada, estéril, improductiva –a la que cambió por la candente playa, remolcar en lancha una banana inflable por Icacos y rentar los Jet-Skys a turistas—, cimentó el ideal protagónico del "neoguerrillero".
Este patrón de conducta, de acuerdo con quienes estudian psicología, lo asumen personajes con trastornos mentales patológicos, donde el mesianismo los impulsa y obliga, obsesiva y delirantemente, a buscar reconocimientos, méritos, reflectores, fama y, por ende, fortuna… dinero y poder.
Aunque se perpetraron hechos de sangre y cometieron diversos delitos de alto impacto, con subsecuentes acciones legales traducidas en juicios penales, ésta, la supuesta acción de la justicia, el enorme peso de la ley, el largo brazo de la justicia… ha sido omisa, torpe, lenta y permisible a la impunidad total. Es el marco perfecto para quien sea y presuma un auténtico intocable.
No muy lejos de los Bienes Comunales de Cacahuatepec, está Tres Palos… adormecido pueblo ribereño de la laguna que lleva su nombre. Sitio de leyendas donde la violencia, armas, crímenes, son sustento para su música y el regodeo de una fama negra, malsana, temerosa y valiente, según la vean.
Sí, muchos se creen Simón Blanco renacido, reeditado y remasterizado. Marco Suástegui está allí.
Fue y enfrentó al gobernador Zeferino Torreblanca Galindo. Mandó a todos los policías, literalmente, a chingar a su madre. Se atrincheró en las huizacheras y secuestró a técnicos de la CFE que andaban midiendo y trazando… ¡a la ver…! los mandó.
Y así como nació todo, así sigue…
Marco Suástegui y sus representados, no quisieron "Parota" y prefirieron que millones de litros de agua del rio Papagayo se vayan al mar y no a los acapulqueños. Cancelaron la "Obra del Siglo" para Acapulco: MIL MILLONES DE PESOS. Valiendo madre, primo –dicen mucho eso.
Se acabó… ¡a la ver…!
La texana de fieltro negro, es título de la historia de un sombrero. Su dueño ya hizo historia con sus métodos de chantajear al gobierno.
Se podrán escribir los versos más tristes en la noche… pero el vulgo comenta en secreto cómo fue que se ofendió al Eterno, en el estribillo final del corrido que Darvelio Arredondo cantaba con alegría y. eso sí, mucho respeto.
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