Gallery

header ads

Embargar Hoteles en Acapulco: ¿Solución o Riesgo?


Por Julio Zenón Flores Salgado

La propuesta del ayuntamiento de Acapulco de embargar 19 hoteles abandonados despierta, de inmediato, un debate que oscila entre la necesidad de recuperación urbana y el fantasma de la corrupción institucional. Sobre el papel, la medida parece lógica: hoteles sin uso que no pagan impuestos, una ciudad en crisis que necesita recursos y un gobierno que busca, al menos en teoría, restaurar la funcionalidad de su economía turística. Pero la historia enseña que en Guerrero, las cosas rara vez son tan simples.

Las Promesas del Embargo

Para el gobierno municipal, la estrategia tiene un atractivo innegable. La ejecución de embargos sobre inmuebles que llevan años en el abandono permitiría al ayuntamiento recaudar recursos mediante subastas, fondos que podrían destinarse a la reconstrucción de infraestructura clave tras los estragos dejados por los huracanes Otis y John. A ello se suma la potencial revitalización del sector hotelero: nuevos dueños, inversión fresca y una reactivación del empleo en un puerto cuya economía sigue golpeada.

La ubicación de estos hoteles en zonas privilegiadas de Acapulco, como Caleta y la costera Miguel Alemán, haría aún más atractivo el esquema. En un escenario ideal, empresarios con visión adquirirían las propiedades y las convertirían en motores de desarrollo. Pero Guerrero no es Suiza, y lo que en un mundo ideal podría ser una solución pragmática, en la realidad política de Acapulco podría degenerar en un desastre administrativo.

El Riesgo de la Opacidad y el Despojo

No hay que escarbar demasiado en la historia reciente del municipio para encontrar ejemplos de medidas similares que terminaron en escándalo. Durante la administración de Alberto López Rosas, el ayuntamiento embargó inmuebles en circunstancias similares, bajo el argumento de que llevaban años sin actividad ni pago de impuestos. La iniciativa generó ingresos inmediatos para el municipio, pero con un problema de fondo: los nuevos propietarios resultaron ser funcionarios y allegados al poder, quienes compraron a precios irrisorios y, en algunos casos, revendieron con enormes ganancias.

Los verdaderos dueños, muchos de ellos residentes en el extranjero, se encontraron de pronto sin propiedades y enfrentaron largos litigios para recuperar lo que era suyo. El resultado: un ayuntamiento obligado a devolver dinero, inversionistas que tuvieron que litigar por años, y un desprestigio institucional que aún resuena en la política local.

Si la administración de Abelina López Rodríguez pretende evitar un desastre similar, debe comprender que el diablo está en los detalles. No bastan las buenas intenciones; la ejecución de la medida determinará si esto será una reactivación legítima o un despojo institucionalizado.

Condiciones para un Proceso Transparente

Si el embargo de estos hoteles es inevitable, debe ejecutarse con reglas claras y mecanismos de supervisión que impidan la repetición de viejas prácticas. Para ello, se requieren al menos cuatro garantías básicas:

  1. Notificación Pública y Oportuna: Antes de cualquier embargo, los propietarios deben ser informados mediante notificaciones fehacientes y procedimientos legales que les permitan responder y regularizar su situación.
  2. Subastas Abiertas y Competitivas: La venta de estos inmuebles debe realizarse mediante subastas públicas con reglas transparentes, garantizando que no haya privilegios para compradores vinculados con el poder.
  3. Uso Específico de los Recursos: Cada peso obtenido de estas ventas debe tener un destino claro, fiscalizable, y orientado a la reconstrucción de Acapulco, no a gastos operativos o clientelismo político.
  4. Vigilancia Independiente: La supervisión de este proceso no puede quedar en manos del propio ayuntamiento. Se requiere la intervención de organismos ciudadanos y mecanismos de rendición de cuentas para evitar distorsiones.

Conclusión

La reactivación de Acapulco es una necesidad ineludible, pero el cómo se haga determinará el éxito o el fracaso de la medida. Un embargo sin reglas claras y con precedentes de corrupción solo abriría la puerta a nuevos litigios y desconfianza social. El reto de la administración de Abelina López Rodríguez no es menor: demostrar que se puede actuar con eficiencia sin caer en las prácticas del pasado. Porque en Guerrero, la línea entre la recuperación y el despojo suele ser demasiado delgada.

   


xxx Editado por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Comunicólogo, especializado en periodismo político www.facebook.com/trasfondoinformativo, Youtube@JulioZenonFlores, Twitter@trasfondoin, e mal: zenon71@hotmail, Whatsapp 7441054888

Publicar un comentario

0 Comentarios